Atlético Mineiro fue demasiado para River en la ida de las semifinales de la Copa Libertadores 2024. Como local, no sembró dudas sobre su superioridad ante un equipo perdido, sin rebeldía, lejos de aquellos planteles de Marcelo Gallardo que supieron hacer historia en Brasil y en tantos otros lugares. El 3 a 0 es el fiel reflejo de lo acontecido en el MRV Arena de Belo Horizonte, donde hubo un claro dominador durante los 90 minutos. La vuelta será el próximo martes 29 de octubre en el Monumental.
El hermetismo del ‘Muñeco’ para ocultar sus cartas hasta el último momento, no funcionó. El “sorprendente” esquema táctico con tres defensores centrales y dos carrileros, tampoco. La apuesta de incluir a Nicolás Fonseca como ‘5′, menos aún. Fue un partido olvidable para el Millonario. Los golpes bajos aparecieron incluso antes de que comience el partido, cuando Marcos Acuña, quien había sido anunciado como titular, fue desafectado por una tendinitis en el isquiotibial izquierdo. Su lugar, clave en la idea inicial, fue ocupado por Enzo Díaz, de floja actuación en el mano a mano con Gustavo Scarpa.
Al igual que en el 2021, cuando se enfrentaron por los cuartos de final, el Galo aprovechó la localía y vapuleó a River. En aquella oportunidad, fue para pasar a semifinales con un global de 4 a 0. Esta vez, en cambio, fue para encaminar la clasificación a una nueva final del certamen más importante de Sudamérica a nivel de clubes que, de concretarse, sería la segunda en la historia del club. ¿La anterior? en 2013, cuando gritó campeón de la mano de Ronaldinho.
“No salió absolutamente nada de lo que practicamos. Cuando no fluye, es difícil hacer un análisis. Nada de lo que habíamos pensado se manifestó. Sufrimos en todas las líneas y lo pagamos caro. No fuimos el equipo duro que queríamos ser y eso el rival lo vio y lo aprovechó”, comentó Gallardo en la conferencia de prensa posterior a la abultada derrota. “Hubo desacoples del equipo y nos hicieron goles muy fáciles”, concluyó.
En cuanto al desarrollo del partido, la paridad duró 20 minutos. El mismo tiempo, quizá, que la humareda generada por las bengalas en las tribunas invadió el campo de juego. Cuando la visibilidad mejoró, Mineiro hizo pie y River, paradójicamente, perdió el rumbo. Incluso antes, cuando apenas habían pasado 5′ del comienzo del encuentro, Deyverson puso el 1 a 0, pero el tanto fue anulado por posición adelantada. El marcador, finalmente, se abrió a los 22′ por intermedio del mismo futbolista, figura indiscutida.
Sin embargo, no fue hasta los 70′ que el Galo empezó a encaminar la victoria con otro tanto de Deyverson. Antes -y después también-, Gallardo se negó a modificar un esquema visiblemente inservible y solo atinó a cambiar los intérpretes: Rodrigo Villagra por Fonseca, Manuel Lanzini por Ignacio ‘Nacho’ Fernández y Maximiliano Meza por Santiago Simón. ¿Las tareas? las mismas que los reemplazados, sorprendentemente. Tras el segundo tanto del local, a los 71′, el ‘Muñeco’ sacó a los dos delanteros, Miguel Borja y Facundo Colidio, para darle la chance a otros dos futbolistas de características similares: Adam Bareiro y Pablo Solari.
La poca rebeldía de los ingresados no cambió el trámite del encuentro. River adelantó metros por necesidad y Atlético Mineiro se replegó por decantación, pero Éverson, arquero del local, casi no tuvo que intervenir. El gol definitivo llegó a los 74′ tras un error inentendible de la defensa riverplatense: dejaron solo a Deyverson en un lateral del rival, lo “presionaron” con una marca pasiva y le permitieron pivotear y asistir a Paulinho, quien definió desde afuera del área y puso el 3 a 0 tras un rebote fortuito en Paulo Díaz.
LA NACION
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