En poco más de ocho horas de viaje tuvo tiempo de sobra para planificar entrenamientos, elaborar estrategias y evaluar jugadores. No obstante, Fernando Gago ya estaba en Modo Boca desde el primer llamado de Juan Román Riquelme, hace dos semanas y muy a pesar de las mentiras que dispensó en su última conferencia de prensa al mando de Chivas. Este domingo, a las 21.04 aterrizó en la Argentina. El lunes será el Día “G”, no sólo tomará el control del plantel que dejó Diego Martínez y será presentado oficialmente; además, comenzará a transitar un camino cargado de exigencia. Por el calendario nutrido, por los objetivos inmediatos y por la urgencia de un club enorme que, en los últimos dos años, no logró gritar campeón.
«Mañana vamos a tener tiempo para hablar. Le agradezco a los hinchas de Boca por todos los mensajes de cariño que recibí en estos días. Vuelvo a casa», dijo el DT que volvió a la Argentina junto a su familia y con 18 valijas.
No fue casual la elección de Gago. Román necesitaba un técnico con espalda. Más allá de su condición de ídolo, el presidente empezó a ser cuestionado por sus decisiones. Con Jorge Almirón llegó a la final de la Libertadores el año pasado, pero en Boca no alcanza con salir segundo. Y Martínez no cumplió ningún objetivo. Quedó afuera de la Copa de la Liga en semifinales a manos de Estudiantes; fue eliminado por Cruzeiro en los octavos de final de la Sudamericana y está a 12 puntos de Vélez en la Liga Profesional. Boca todavía tiene una zanahoria, nada despreciable: la Copa Argentina, uno de los primeros combates que deberá afrontar el flamante entrenador. Será el miércoles 23 ante Gimnasia en el estadio de Newell’s.
Este lunes por la tarde, después de firmar su contrato hasta diciembre del año próximo –con opción hasta finales de 2026-, comandará la primera práctica pensando en el duelo ante Tigre, el sábado a las 19.15 en Victoria. Y mientras se empieza a hablar de posibles refuerzos para el Mundial de Clubes –tal cual publicó Clarín-, Gago tiene varios desafíos por delante.
Delinear el equipo
Como primera medida, y por más que su paso por Chivas todavía esté fresco, hay que remontarse al ciclo de Gago por Racing, que constó con 109 partidos (53 triunfos, 30 empates, 26 derrotas y una eficacia del 58%) y dos títulos (Trofeo de Campeones y Supercopa Internacional) ante Boca, nada menos.
El esquema que más veces utilizó Gago, tanto en Aldosivi como en Racing, fue el 4-3-3 que en el repliegue funciona como 4-1-4-1. Con estilo guardiolista, es un técnico que apela a la tenencia y a una agresiva presión tras la pérdida. También, a la superioridad numérica en ataque. Los laterales juegan lanzados, el volante central puede ser posicional o más disruptivo, como el caso de Aníbal Moreno en la Academia, y los dos interiores pisan el área. Por afuera, dos extremos y un centrodelantero.
Boca tiene recursos humanos que calzan en la idea primaria de Gago. Es posible imaginar a Luis Advíncula y Lautaro Blanco proyectados por las bandas y a Aaron Anselmino como gran apuesta en el fondo. ¿Podrá sacarle más jugo a Ignacio Miramón y Tomás Belmonte, de distintas características en la zona media? Cristian Medina y Kevin Zenón son dos que podrían jugar por adentro. ¿Y por afuera? Tiene tres “9”: Miguel Merentiel, Edinson Cavani y Milton Giménez. ¿Jugará la Bestia como extremo?¿O adaptará su dibujo al 4-2-3-1 como en Chivas? En ese sentido, podrían jugar los dos uruguayos. Por los costados también cuenta con Exequiel Zeballos y Brian Aguirre. Todo está por verse, claro.
Orden y disciplina
Gago es un técnico joven, tiene 38 años y apenas lleva tres al frente de planteles profesionales, pero demostró ser muy estricto y profesional. Es muy puntual, al punto de que asegura: “Paso más tiempo en el entrenamiento que en mi casa”. Y pretende lo mismo de sus futbolistas.
En Chivas, borró a Víctor Guzmán, un volante referencial del conjunto de Guadalajara. Hasta que no lo vio en condiciones, no volvió a darle la chance de ser titular. A Mateo Chávez, lateral de 20 años, lo marginó por llegar tarde a una charla táctica. Y el mismo camino tomó con Yael Padilla (18), un joven delantero que estaba “distraído” por las noches.
Hay otro aspecto que Gago no negocia: el peso. Edwin Cardona fue un capricho suyo en Racing, pero no le dio un centímetro (o un kilo de más) cada vez que se sometió a la balanza. Más de una vez, el técnico dejó al margen al colombiano por esta cuestión. Lo mismo sucedió con Leonel Miranda.
Está claro que no tendrá contemplaciones con Marcos Rojo y Sergio Romero. Por más que haya sido su compañero en Boca, Cardona no tuvo privilegios. Tampoco los tendrán sus ex compinches en la Selección Argentina.
Recuperar referentes
A propósito de Rojo y Romero, son dos casos que hacen ruido en Boca. El zaguero central suele portar la cinta de capitán, pero ya recibió un mensaje de Gago desde México: hasta que no esté al 100% físicamente, no será titular. Por eso organizó una puesta a punto intensa para el platense, con quien compartió el plantel de Brasil 2014.
El caso de Chiquito es sensible. La idea de Román es que no vuelva a jugar en Boca después de la pelea que protagonizó con los plateístas tras el Superclásico. Gago quiere reconciliarlo con la gente, pero Leandro Brey seguiría como titular. Al menos, en el inicio del ciclo.
Cavani también necesitará un acondicionamiento especial. Muy a pesar de su contundencia –marcó 22 goles en 2024–, sufrió lesiones musculares que lo dejaron afuera en momentos clave: el repechaje de ida ante Independiente del Valle y la vuelta con Cruzeiro en Belo Horizonte. Volvió a jugar con River tras 36 días ausente.
Administrar el tiempo y las cargas
De aquí a fin de año, Boca tiene once partidos por delante, que podrían ser trece si accede a la final de la Copa Argentina. Gago no suele apelar al “equipo de memoria”, más allá de haber sido uno de los pupilos de Alfio Basile en Boca. Suele rotar. Y aunque toma en cuenta el rival que tiene enfrente a la hora de planificar, apuesta a lo propio.
Será importante conocer quiénes partirán como titulares para entender quiénes serán los intérpretes a futuro. Puede haber uno o dos retoques por partido, no mucho más. Eso sí, durante los noventa minutos, es usual que meta mano en el banco.
Alumbra la era Gago. ¿Finalmente brillará Boca?