En mayo el Gobierno consiguió un superávit primario y financiero por quinto mes consecutivo, algo así no ocurría desde 2008. No obstante, los analistas y especialistas del FMI advierten sobre la importancia de mejorar la calidad del ajuste que descansa en la suspensión de pagos y licuación de gastos, entre ellos el jubilatorio. A futuro, ¿la nueva fórmula previsional será vetada por el presidente?, ¿Diputados aprobará los cambios en Ganancias y Bienes Personales que no aprobó el Senado?, ¿el descenso de la inflación perjudicará a las cuentas públicas?, ¿se corregirá la deuda flotante que acumula el Estado?
Durante mayo, el Sector Público Nacional (SPN) registró un superávit financiero de 1.183.571 millones de pesos, producto de un superávit primario de 2.332.205 millones y del pago de intereses de la deuda pública –neto de pagos intra-sector público- que alcanzaron los 1.148.634 millones de pesos, según informó la Secretaría de Hacienda. En el acumulado de los primeros cinco meses del año el balance fue positivo por 2,3 billones de pesos, que equivaldrían a 0,4 por ciento del PIB anual, mientras que el superávit primario representaría 1 por ciento del PBI, de acuerdo a las cifras oficiales. Así, se descuenta que el Gobierno cumplirá con la meta fiscal del FMI para el segundo trimestre del año.
El SPN registró cinco meses consecutivos de excedente financiero por primera vez desde el 2008, según el comunicado oficial. A la par, el ministro de economía Luis Caputo publicó esta información en su cuenta X, donde agregó en tono optimista: “El ancla fiscal se afianza mes a mes y consolida el proceso de desinflación”.
Asimismo señaló que “este resultado se logró sin haberse aprobado en el período considerado el capítulo fiscal de la Ley de Bases”, con intención de minimizar el fracaso en la firma del Senado para la reactivación de Ganancias para la cuarta categoría y el aumento del mínimo no imponible para Bienes Personales.
Caputo prefiere mostrarse siempre ganador, en materia fiscal y monetaria. Sin embargo las bases del éxito fiscal son conocidas –un tercio reposa en el ajuste a jubilados, otro tercio se explica por menos obra pública y transferencias a provincias, además de la acumulación de deuda flotante por suspensión de pagos- y hasta el FMI insiste cada vez que puede en que debe “mejorar la calidad del ajuste”.
Por su parte, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) cotejó la evolución nominal de las partidas fiscales en mayo con una inflación estimada para el período y señaló que “los ingresos totales tuvieron una variación interanual real positiva de 5,8 por ciento: esto en función de que los ingresos tributarios crecieron un 10 por ciento (fundamentalmente por el excepcional desempeño de Ganancias) y contrarrestaron la baja de los ingresos no tributarios de un 27 por ciento en términos reales”.
Por el lado del gasto primario, este descendió un 28,7 por ciento real contra mayo de 2023, al tiempo que el gasto en intereses bajó 20 por ciento interanual en términos reales, advirtió el Iaraf. Así, concluyeron que “por primera vez en el año, el cambio del resultado fiscal fue explicado por un incremento en los ingresos, una reducción real del gasto primario y de intereses”.
En los primeros cinco meses del año, los ingresos totales retrocedieron 2,6 por ciento real y el gasto primario un 31,4 por ciento real interanual, según el Iaraf. “Se aprecia que 15 de los 16 componentes del gasto tuvieron descensos en términos reales. La excepción fue el gasto en asignaciones universales para la protección social (11,5 por ciento).
Los gastos que más cayeron fueron: transferencias de capital a provincias (98,1 por ciento), inversión real directa (77,7 por ciento) y Transferencias corrientes a provincias (75,3 por ciento)”, agregaron. Es decir que encabezan los mayores recortes del gasto en la obra pública y las transferencias a provincias, a esto se suma el recorte previsional (otro tercio de la reducción del gasto), el de subsidios y los gastos operativos.