El ministro del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Alexandre de Moraes, brindó una nueva muestra de su autoritarismo este lunes al decretar la prisión domiciliaria del expresidente Jair Bolsonaro alegando «reiterado incumplimiento» de medidas cautelares.
La medida tiene como fundamento la participación remota del exmandatario de derecha en una manifestación a su favor en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, el pasado domingo. A través de una videollamada publicada por su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, el exmandatario cursó un breve mensaje a los asistentes.
Para De Moraes, cabecilla de la persecución judicial, esto fue suficiente para justificar la imposición del arresto domiciliario, sosteniendo que Bolsonaro violó las restricciones impuestas anteriormente, las cuales prohíben comunicarse públicamente, incluso mediante terceros.
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Otro abuso judicial de Moraes.
En su decisión, el supremo calificó la participación de Bolsonaro como una «conducta ilegal» y lo acusó de intentar coaccionar al STF y obstaculizar la justicia. También prohibió al expresidente recibir visitas, salvo las de sus abogados, y le vetó el uso de teléfonos celulares o redes sociales. Además, ordenó un allanamiento en su domicilio para confiscar dispositivos electrónicos.
Juristas y analistas han cuestionado la proporcionalidad de la orden judicial. La falta de una evaluación técnica imparcial, la rapidez de la decisión y el hecho de que Bolsonaro ya había sido restringido previamente dan cuenta de lo que esto realmente es: una campaña para inhabilitarlo políticamente.
El episodio se suma a una serie de decisiones polémicas tomadas por el juez lulista en los últimos años, especialmente en el marco de los procesos contra Bolsonaro y sus seguidores tras las manifestaciones masivas del 8 de enero de 2023.
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Trump busca parar el autoritarismo de Lula.
Sin ningún tipo de sustento judicial, el Partido de los Trabajadores de Lula acusa a Bolsonaro de planear un golpe de Estado para evitar la toma de posesión deLula da Silva, siendo acusado de reunirse con militares y discutir sobre una eventual anulación electoral e incluso un plan para asesinar al actual mandatario.
Durante las manifestaciones del domingo, miles de personas salieron a las calles para exigir amnistía para los presos del 8 de enero y respaldar las sanciones impuestas por Donald Trump contra autoridades brasileñas.
El presidente estadounidense, en busca de detener los abusos de Lula, retiró visas a ocho jueces del Tribunal Supremo y aplicó aranceles adicionales a productos brasileños, condicionando su levantamiento a que cesen los procesos contra Bolsonaro.
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