River se prepara para un nuevo desafío en el Mundial de Clubes 2025 y el rival de este sábado será Rayados de Monterrey, por la segunda fecha del Grupo E. Sin embargo, más allá del aspecto futbolístico, el Millonario enfrentará un contexto desfavorable en las tribunas: a pesar de jugar en Estados Unidos, no será del todo local.
El Rose Bowl de Pasadena, sede del encuentro, tiene capacidad para 89.702 espectadores y se espera que unos 20 mil hinchas de River digan presente. Pero el problema para el equipo de Marcelo Gallardo no será cuántos simpatizantes lleve, sino la masiva concurrencia de fanáticos mexicanos, que podrían convertir el estadio en una verdadera sucursal de Monterrey.
El Rose Bowl está ubicado en California, el estado que concentra la mayor cantidad de ciudadanos mexicanos fuera de su país, con más de 1,2 millones según el último censo. Tan solo en el condado de San Bernardino, a una hora del estadio, viven cerca de 472 mil mexicanos, lo que anticipa un entorno mayoritariamente azteca en las tribunas.
La tendencia quedó reflejada en el empate entre Rayados e Inter de Milán (1-1), donde se vio una fuerte presencia de hinchas del equipo regiomontano. Y también se notó en el partido entre México y República Dominicana por la Copa Oro en el SoFi Stadium de Inglewood, donde se reunieron cerca de 54.000 fanáticos del Tri, a pesar de las restricciones migratorias.
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Una crisis migratoria que condiciona
Todo esto sucede en un contexto político tenso. El presidente Donald Trump volvió a impulsar medidas migratorias severas, entre ellas el envío de tropas a California, que desataron críticas del gobernador Gavin Newsom y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass. El temor por redadas y controles en eventos masivos generó inicialmente una baja en la asistencia a partidos, aunque la situación se fue normalizando en las últimas semanas.
A pesar de todo, la expectativa es que haya mayoría mexicana este sábado en Pasadena, en un partido clave por el Grupo E. River intentará hacerse fuerte dentro del campo, pero sabe que afuera no tendrá el respaldo total de las tribunas. En ese sentido, será una parada doblemente difícil: ante un gran equipo y en un escenario que no lo sentirá como propio.
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