Newell’s no conformó. Tampoco provocó el disgusto con el que se fue el hincha en tantas ocasiones anteriores del Coloso. Estaba la esperanza de observar algo distinto, ahora de la mano del Ogro Fabbiani. Se trataba de la primera presentación del entrenador en el banco rojinegro y frente a su público, con el antecedente reciente del triunfo sobre Atlético Tucumán. Su figura ya de por sí despertaba algo de optimismo, después de tantas amarguras, la última en el Parque, nada menos que el clásico. Pero el equipo dio pocas señales positivas y entonces hubo que aceptar la igualdad sin goles ante Belgrano, la primera del torneo, por otra parte.
Algunos aplausos. Otros que no se manifestaron. Ninguna reprobación ni queja estruendosa. Así se despidió al equipo. Y a Fabbiani. Que tiene evidentemente el crédito abierto. Con el que existe una tolerancia. No es poca cosa teniendo en cuenta de dónde llegaba la Lepra, acumulando derrotas sin parar, esas que se frenaron la fecha anterior, en el segundo partido del Ogro al frente del conjunto rojinegro. Todos saben, igual, que los resultados tienen que aparecer, porque es imprescindible salir de la parte baja de la tabla anual, para que no haya que preocuparse.
La hinchada rojinegra respaldó al equipo. No quedaron dudas. Dejó de lado la última presentación de local, que fue la lacerante derrota frente a Central, y le brindó su respaldo. El humor del fanático rojinegro fue distinto al de costumbre. Quedó expuesto incluso antes de comenzar a jugar, cuando un sector del público ubicado sobre la platea Maxi Rodríguez aplaudió a los jugadores cuando fueron hacia el túnel luego de los ejercicios precompetitivos.
Rostros distendidos y ningún reproche fue el ambiente que reinó en el Coloso desde temprano. Con aplausos al momento de anunciarse por los altoparlantes la formación rojinegra, más efusivos, eso sí, para algunos en particular, como fue con Keylor Navas. Nada fuera de lo común en su caso.
Muy buen partido de Navas en Newell’s
Ya tendrían tiempo de aplaudir una y otra vez al costarricense con sus salvadas prodigiosas. Hubo eso sí alguna que otra queja en la segunda etapa, cuando el equipo resolvía mal. Pero nada comparable a encuentros anteriores, en los que había futbolistas destinatarios de críticas masivas.
Si hasta comenzó a cantar el “Vamos, Newell’s, pongan…” cuando el equipo no recuperaba la pelota y Belgrano probaba una y otra vez a Navas. A ninguno se le ocurrió protestar. Por el contrario, entendieron que había que apoyar en esos momentos adversos.
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La gente banca al Ogro Fabbiani
Una gran cuota de responsabilidad es de Fabbiani. El hincha elige creer que puede levantar al equipo, con lo que tiene. Y se lo respalda, aunque el fútbol haya aparecido muy poco frente a Belgrano. Y tampoco haya conseguido que el equipo sea lo sólido que espera. Al menos en la noche del Parque contó con un rendimiento descomunal de Keylor Navas para conservar el arco rojinegro en cero.
Fabbiani vivió el partido a su manera. Enérgico, dando indicaciones, acercándose hasta la tribuna del Palomar cuando se detuvo el partido para conocer, alambrado de por medio, qué reclamaban los hinchas.
Con el saco gris puesto, en otros momentos sin él. Moviendo los brazos, dando indicaciones en forma insistente. Así transcurrió el Ogro su vuelta al Parque. No perdió. Pero tampoco ganó. El hincha lo bancó. Esto recién comienza.