Hubo de todo menos fútbol en el Palacio Ducó de Parque Patricios. Es que Huracán y Boca pelearon mucho más que lo que jugaron. Y el árbitro Hernán Mastrángelo tuvo mucho que ver. No supo llevar bien las riendas del partido y eso quedó en evidencia con una serie de situaciones que se sucedieron a lo largo de los 90 minutos. Sobre todo con la jugada del final que pudo haber cambiado la historia si el juez no se apresuraba a cobrar un penal que más tarde fue anulado por el VAR.
Pero mejor ir por partes. Porque Mastrángelo no supo cómo controlar y desactivar a tiempo los cruces entre los hinchas del Globo y los suplentes de la visita, que se cruzaron feo sobre el final de la etapa inicial y que obligaron a detener las acciones por cerca de 10 minutos.
Pero lo peor ocurrió en el cierre del encuentro. Walter Mazzantti aceleró a fondo y dejó en el camino a Marcelo Saracchi y más tarde tropezó con Sergio Romero. El punta rodó, tocó involuntariamente la pelota con la mano y cedió a Alfonso, quien primero fue bloqueado y luego quedó solo debajo del arco. No llegó a convertir porque el juez hizo sonar el silbato y cobró penal.
Pero el penal, finalmente, fue anulado por el VAR que era manejado por Germán Delfino, apuntalado por el AVAR Javier Delbarba. Ellos vieron que el defensor uruguayo no había intervenido y que Romero había sido pisado por el punta y no al revés más allá de que no llega a jugar la pelota. Es por eso que Mastrángelo metió marcha atrás.
El problema fue que podría haber esperado que terminara la jugada. Porque la mano de Mazzantti no debía ser cobrada y ya no tenía incidencia en el gol que Alfonso nunca convirtió. Eso hizo explotar a Frank Kudelka, que se quejó airadamente y luego protagonizó un fuerte intercambio con Fernando Gago. La discusión fue tan ardorosa que ambos se perdieron el final del encuentro. Y no vieron como Alarcón casi la mete de tiro libre ni tampoco observaron cuando el juez decidió dar por terminado el match cuando el Globo tenía un córner a favor.