Casi el 50% de los casos de cáncer de mama pueden prevenirse con hábitos saludables

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Un muy bajo porcentaje de los diagnósticos de este tipo de enfermedad está vinculado a factores genéticos, según un informe de la Organización Panamericana de la Salud. Los factores de riesgo más relevantes y cómo disminuirlos.

Cada 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, una fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para concientizar sobre la importancia de la detección temprana, el tratamiento oportuno y, sobre todo, la prevención.

De acuerdo con la OMS, esta enfermedad continúa siendo la primera causa de muerte oncológica en mujeres en el mundo, con alrededor de 670.000 muertes por año. En este contexto, históricamente se consideró que la genética era uno de los factores de riesgo más determinantes en el cáncer de mama.

Sin embargo, un estudio publicado por la Organización Panamericana de la Salud demuestra que solo entre el 5% y el 10% de los casos están relacionados con mutaciones en genes como BRCA1, BRCA2, PTEN o TP53.

“Existe el mito de que la enfermedad es inevitable cuando hay un antecedente familiar directo. Por el contrario, hasta el 50% de los casos podrían prevenirse si se modifican hábitos cotidianos relacionados con la salud, lo que coloca a la prevención en el centro de la lucha contra este tipo de cáncer”, señaló la doctora Inés Diaz, Ginecóloga del CMC de Santiago del Estero de Boreal Salud (MP 2195).

Los factores de riesgo modificables más relevantes son:

Obesidad y sobrepeso: Algunos expertos indican que podrían evitarse hasta el 20% de los casos de cáncer de mama si se aumentara la actividad física y se evitara el aumento de peso.  Mantener un peso saludable reduce la probabilidad de desarrollar la enfermedad.

Consumo nocivo de alcohol: su reducción podría evitar hasta el 14% de los diagnósticos.

Inactividad física: mantenerse activo disminuye entre un 25% y un 40% el riesgo. Trotar, realizar actividad física con peso o caminar son actividades que reducen el sedentarismo, y minimizan el riesgo de diversas enfermedades.

Alimentación inadecuada: dietas pobres en frutas y verduras y ricas en grasas saturadas aumentan el riesgo.

“La detección temprana es un complemento indispensable de la prevención y constituye uno de los factores más decisivos para salvar vidas. Consultas médicas periódicas, autoexploración mamaria y mamografías realizadas en la edad y frecuencia recomendadas permiten identificar alteraciones en fases iniciales, cuando las probabilidades de éxito en el tratamiento son mucho mayores. La detección temprana no solo reduce la mortalidad, sino que también mejora la calidad de vida de las pacientes al permitir intervenciones menos invasivas y más efectivas,” estableció la profesional.

Sin duda, la prevención implica mucho más que cambios individuales. Se requiere una asistencia médica regular y programas de concientización social que acerquen información clara y confiable a la población. En este Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, el mensaje es contundente: la prevención salva vidas, si bien los avances médicos en detección y tratamiento son vitales, es el compromiso con un estilo de vida saludable lo que puede evitar miles de diagnósticos cada año.

Fuente: SFA/R2

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