La mañana del lunes se tiñó de tragedia en la capital israelí. Al menos seis personas fueron asesinadas y decenas resultaron heridas cuando dos terroristas abrieron fuego contra civiles en la intersección de Ramot, al norte de Jerusalén. El ataque, perpetrado a plena luz del día, convirtió un trayecto cotidiano en una escena de horror.
Cuatro de las víctimas fueron declaradas muertas en el lugar: un hombre de unos 50 años y tres hombres jóvenes en sus treintas. Más tarde falleció una mujer de 50 años en el Centro Médico Shaare Zedek, donde fue trasladada de urgencia. Una sexta víctima murió horas después.
En total, al menos 21 personas fueron hospitalizadas en tres centros médicos de la ciudad, incluidos Shaare Zedek y Hadassah, con diagnósticos que van desde heridas leves hasta casos críticos.
| La Derecha Diario
Los atacantes, identificados como palestinos veinteañeros de las localidades de El-Kubeiba y Katanna, se subieron al autobús de la línea 62 y comenzaron a disparar indiscriminadamente contra los pasajeros y transeúntes que aguardaban en la parada.
La rápida reacción de un soldado y de varios civiles armados evitó una masacre mayor: lograron responder al fuego y abatir a los terroristas en el mismo lugar.
Tanto Hamás como la Jihad Islámica Palestina elogiaron la masacre, mientras que las fuerzas de seguridad israelíes lanzaron una amplia operación en la zona de Ramallah. Varios pueblos fueron rodeados en busca de posibles cómplices, y el ejército desplegó cuatro compañías adicionales en Cisjordania.
El primer ministro Benjamin Netanyahu llegó al lugar del ataque tras mantener una evaluación de situación con la cúpula de seguridad. “Estamos ante una escena difícil y dolorosa”, declaró un funcionario del gobierno. En paralelo, los accesos a Jerusalén fueron cerrados, incluido el tramo de la autopista 1 desde el túnel de Arzaim hacia el este, medida que podría extenderse varias horas.
Los testimonios de paramédicos y sobrevivientes dan cuenta de la magnitud del ataque. “Encontramos personas inconscientes en el suelo, cristales rotos por todas partes, gritos y confusión”, relató Nadav Taib, miembro del Magen David Adom. Otro paramédico, Fadi Dkaidek, describió la situación como “una escena muy severa, con heridos en estado crítico y necesidad urgente de evacuaciones rápidas”.
Una pasajera del autobús resumió el terror vivido: “El bus estaba lleno, y apenas se detuvo en la parada, comenzó el tiroteo. Nunca había escuchado un fuego de esa magnitud. Solo pensé en esconderme para sobrevivir”.
El ataque en Ramot vuelve a recordar la vulnerabilidad de la vida cotidiana en Jerusalén, donde la violencia terrorista sigue cobrando vidas inocentes pese a los esfuerzos constantes por reforzar la seguridad.