Luego de experimentar un zigzagueante repunte entre julio de 2024 y febrero de 2025, la economía argentina volvió a entrar en una meseta, con riesgo de decrecer una vez más. Las altas tasas de interés condicionan el nivel de actividad, los salarios se estancaron y el consumo no logra despegar.
Así se desprende de un informe de la consultora Empiria. El trabajo exhibe que el primer semestre del año estuvo marcado por retrocesos intermitentes, ingresos que no alcanzan y un consumo que no repunta. Además, vaticina un tercer trimestre complejo, mientras que las expectativas de recuperación quedan atadas a lo que pueda ocurrir tras las elecciones.
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La actividad económica se estancó
“El panorama es volátil y heterogéneo, la economía cayó 0,7% mensual en junio, hilvanando un segundo mes consecutivo de contracción, algo que no pasaba desde marzo-abril de 2024. Así, la actividad cayó en cuatro de los seis primeros meses de 2025, y cerró el semestre con una actividad 0,6% inferior a la de diciembre», reza el reporte.
La firma de análisis económica describe la trayectoria reciente como un dibujo matemático: “En los últimos 24 meses la actividad dibujó el símbolo de la raíz cuadrada: entre agosto de 2023 y abril de 2024 se contrajo a un ritmo promedio de 0,8% mensual. Entre mayo y agosto de 2024, rebotó a un ritmo notable, 1,2% mensual. Tras esa reacción inicial, moderó su ritmo a 0,6% mensual entre agosto de 2024 y febrero de 2025. Finalmente, desde febrero de este año, la economía cae al 0,3% mensual«.
Bajo la perspectiva de los analistas, el margen para cumplir las metas oficiales de crecimiento de actividad económica luce muy acotado. En efecto, señalaron que si el nivel de junio se extendiera durante todo el segundo semestre, la economía crecería 3,7% respecto a 2024, lejos del 5,5% augurado por el oficialismo. Para llegar a ese porcentaje, el crecimiento mensual promedio debería ser de 0,9% hasta fin de año, lo cual luce improbable.
En paralelo, los economistas juzgaron el escenario financiero actual, con tasas de interés duplicando la inflación, condicionan cualquier recuperación. “La desordenada salida del esquema de LeFis inició dos meses de volatilidad extrema y tasas altísimas, duplicando, por ejemplo, las tasas de adelantos a empresas y de pases del Banco Central», advirtieron.
Y agregaron: «Difícil que la situación relaje antes de las elecciones de fines de octubre, dada la natural demanda de cobertura cambiaria. Eventualmente, en noviembre, alguna modificación al régimen de bandas cambiarias (que el mercado ya pricea en los rendimientos de bonos) podría distender el estrés del mercado de pesos y recuperar la dinámica de la producción y el consumo».
En tal sentido, plantearon que “las elevadísimas tasas reales de interés presumen una nueva contracción de la actividad en el tercer trimestre del año» y proyectaron que un rebote post-electoral en el último trimestre «podría acercar al 4% de expansión promedio en 2025, aunque puro arrastre estadístico: el nivel de producción de diciembre de 2025 sería semejante al de diciembre de 2024«.
Salarios y consumo, estancados
La contracara de ese estancamiento es la falta de recomposición de los ingresos de los hogares. Según cálculos de Empiria, el ingreso disponible, que surge de descontar los gastos fijos mensuales, tuvo una evolución menos positiva que el salario.
«Dada la participación de los gastos fijos en el presupuesto familiar, a medida que se corrigieron los precios relativos muy distorsionados de la energía y el transporte, se desplomó a un ritmo de 3,8% promedio mensual durante ocho meses, luego recuperó al 1,5% mensual durante un año (entre marzo de 2024 y febrero de 2025), y desde entonces cae parsimoniosamente al 0,4% mensual. Actualmente se ubica 7% por debajo de los niveles de noviembre de 2023”, grafica el análisis.
La consecuencia directa del achicamiento presupuestario de las familias se observa en las góndolas, pero enfocado en los rubros de mayor necesidad, usualmente asociados al gasto corriente de un hogar. A modo ilustrativo, las ventas en los supermercados evolucionaron de forma particular: no fue en V sino en L. Es decir, no se produjo el ansiado rebote sino más bien una fuerte caída seguida de estancamiento. Este fenómeno se explica, en parte, por el cambio en los canales de comercialización, al pasar de presencial a digital.
A juicio de los expertos, el desafío principal que enfrenta el gobierno de Javier Milei es superar el techo del túnel en el que se mueve la economía desde hace una década y media, «reptando entre piso y techo de acuerdo al ciclo político (expansiones en períodos electorales y ajuste en años pares), financiero (crisis) y hasta climático (cosecha)». En tanto, expresaron que en junio quedó 1,8% por debajo del máximo registrado en 2022 y no lo superará en el segundo semestre de 2025.
Dos de los sectores más afectados por el parate son la construcción y la industria. El primero fue el que cayó más rápido y profundo en 2024, con una contracción mensual promedio de 5,1% a lo largo de 10 meses. Tras un trimestre de recuperación en el que acumuló una mejora del 20%, desaceleró al punto de que, desde julio de 2024, la actividad casi no creció (0,3% mensual), y sigue 20% debajo de los niveles de noviembre de 2023.
«En la industria, con magnitudes menos pronunciadas, el recorrido fue similar. Tras una caída abrupta durante casi un año, en abril de 2024 la producción comenzó a recuperar, pero el rebote duró un semestre y desde septiembre de 2024 que no crece (-0,1% mensual promedio). En junio de 2025, la industria seguía 1,8% por debajo de noviembre de 2023«, detalla el informe.
Por último, el empleo transita la misma dinámica que la actividad económica, según Empiria, aunque por la naturaleza del mercado laboral, las oscilaciones son algo rezagadas y más suaves. «Tras una caída de casi un año al 0,25% mensual hasta agosto de 2024, el empleo dejó de caer y comenzó el estancamiento (+0,06% mensual)», concluyeron.
MFN / EM