La vigencia de Tito Cossa y una constante en la historia argentina: la crisis económica y el sostenerse a flote

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Con Silvia Villazur como la madre, «No hay que llorar» de Tito Cossa está ambientada en un contexto de crisis y profundiza en terrenos como la frustración, los conflictos de comunicación al interior del núcleo familiar y la negación de la realidad como mecanismo de evasión.

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Con la excusa del festejo de 80 de la madre, la dramaturgia de Cossa va desentrañando los roles al interior de la familia, los vínculos e imaginarios.

Se estrenó “No hay que llorar” de Roberto “Tito” Cossa, con dirección de Lizardo Laphitz y que puede verse los sábados a las 18 en Nun Teatro Bar (Ramiro de Velasco 419, CABA). La pieza escrita en 1979 recorre las dinámicas y frustraciones de una familia de clase media argentina en la década del ´70.

Con actuaciones de Silvia Villazur (madre), Mariano Morelli, Matías Filguiera y Nicolás Mizrahi (hijos), Cruz Carot y Mavy Yunes (nueras), la acción avanza durante el festejo de cumpleaños de la madre. Ambientada en un contexto de crisis, la obra profundiza en terrenos como la frustración, los conflictos de comunicación al interior del núcleo familiar y la negación de la realidad como mecanismo de evasión.

La obra explora cómo el dinero, o la ilusión de riqueza puede sacar a la superficie lo peor de las personas: resentimiento, codicia y falta de empatía, incluso hacia los propios seres queridos. Conversamos con Laphitz.

P.: ¿Qué tiene de peculiar la dramaturgia de Tito Cossa que con esta obra escrita hace 25 años retrata a la familia de clase media argentina en los 70?

Lizardo Laphitz: Tito Cossa fue un observador profundo y sensible de nuestra sociedad. En este caso centra su mirada en una familia de clase media baja y muestra minuciosamente sus frustraciones, fracasos, sueños y necesidades, al mostrarnos estos aspectos del ser humano logra que su obra tenga vigencia hoy.

P.: ¿Cómo es este festejo de cumpleaños y los vínculos con hijos y nueras?

L.L.: Se trata de un festejo sorpresa de los hijos a su madre en ocasión de sus 80 años y el encuentro en la casa de ella. Uno de los hijos llega de viaje porque vive en el Sur y allí lo esperan sus hermanos y cuñadas para el festejo sorpresa. La dramaturgia de Cossa va desentrañando los roles al interior de la familia, los vínculos e imaginarios. La mirada de la madre hacia sus hijos y las relaciones entre los hermanos, sus esposas y sentimientos de codicia e interés sobrevolando en muchas situaciones.

P.: ¿En qué sentido se niega la realidad, se quieren evadir de la crisis? ¿Siempre los argentinos estamos en crisis?

L.L.: En este caso no se niega la realidad ni evaden la crisis ya que ellos están inmersos en ella. La familia se ubica en una clase media que la pelea y aparece cierta atmósfera de bonanza de un tiempo pasado que ya no está. Una constante en la historia argentina, la crisis económica y las formas de sostenerse a flote a veces pagando un precio muy alto.

P.: ¿En qué sentido la obra aborda cómo el dinero, o la ilusión de riqueza puede sacar lo peor de las personas?

L.L.: La obra muestra un grupo de personas que atraviesan un momento crítico social y sin posibilidades de salir adelante, esto hace que al vislumbrar una posible salida se ilusionen desmedidamente y al fracasar esa posibilidad reaccionen de una manera brutal y cruel.

P.: El miedo a la pobreza, la desigualdad o la frustración siguen siendo los temas de nuestro presente.

L.L.: Esta obra fue escrita en los 70 y habla de las terribles necesidades de la clase trabajadora. Hoy estamos en el mismo punto y desgraciadamente nos es familiar. Lo que nos mantiene en pie es el deseo de lograr una sociedad más justa y equilibrada.

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