Javier Daulte: pido perder el miedo y no perder las ganas

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Es una de las tardes más frías del invierno porteño. Javier Daulte cuenta que batalla las bajas temperaturas e inmediatamente aparece una imagen mental: estar al calor de los proyectos, de tantos múltiples proyectos que siempre lo cobijan. Como el nacimiento del grupo teatral que lidera, Compañía Callejón; y la dirección de “El Jefe del Jefe” (Paseo La Plaza). O “Druk” (Teatro Metropolitan) y “El Sonido” (Espacio Callejón), por los que acaba de ganar la mejor dirección en los Premios Martín Fierro de Teatro. O como la obra que prepara para montar en el Cervantes en 2026. Todo ese caldo burbujeante es un fogón encendido a pocos centímetros suyo, “una hoguera fundamental para el espíritu, un enorme privilegio”, describe.

Noticias: El talento implica responsabilidad.

Javier Daulte: Más que talento, es la vocación, que es esa cosa que no es mensurable. Porque hemos conocido gente con enorme talento que no ha tenido las ganas. Hoy en día, las propias neurosis están muy alertas para inhibirnos y decirnos que no vale la pena intentarlo. Muchas veces es una bandera que levanta quien no puede, entonces dice que no vale la pena para que los que todavía insisten, se rindan. Y no, no hay que rendirse.

Noticias: Es como pensar en el resultado antes que en el proceso, ¿no? 

Daulte: Exacto, tal cual. El resultado es también una gran trampa, porque si estamos trabajando solamente por los resultados y no por los procesos, los resultados, sean buenos o malos, nos van a deprimir porque tienen la idea de que algo termina y que entonces hay que buscar otra cosa.

   Pasaron sólo dos minutos y ya somos arrojados a las profundidades de Daulte. A pesar del termómetro en un dígito, se zambulle y nos lleva de excursión a su propio mundo. 

Daulte: Con el grupo de actores con el que hacemos “El Sonido”, creamos una compañía, algo muy absurdo en esta época, porque somos un montón y nadie nos va a financiar. Pero yo les decía que lo que hay que hacer no es crear un proyecto, sino que hay que crear un proyecto de proyectos, así nació Compañía Callejón. Porque si no, de algún modo nos pasa eso que recién mencionamos: como que sentimos que un día se va a terminar, es una apuesta letal.

Noticias: Con lo que dice del resultadismo y de su apuesta por los procesos, ¿cómo se lleva con los premios y el aval externo?

Daulte: Fui muy premiado, muchas veces perdí, muchas veces gané. Tengo premios que son realmente muy importantes para mí, como el Konex de Platino, como el Ciudad de Barcelona, como este Martín Fierro siendo la primera vez que se da al teatro, pero lo es también porque me lo dieron por “El Sonido” y por “Druk”, me premiaron por mis dos casas: la calle Corrientes y el Espacio Callejón, que sé que no podría existir una cosa sin la otra. Con respecto a los premios y a los reconocimientos, siempre hay algo del premio que te deja un poquito solo, porque siempre somos más los perdedores. Pero lo importante para mí es que a alguien le pueda alegrar que me reconozcan. Tengo que asumir que me llevo bien con los premios, ahora si uno le cree al premio, está frito, o si cree que el premio es el objetivo o es el resultado… O sea, me acuerdo de gente que dice “toda la vida esperé esto”, y ay, no, no está bueno, eso no.

Noticias: Si tuviera que completar esa frase, diría: “Toda la vida esperé…”.

Daulte: Yo toda la vida esperé no haber llegado, porque si llegaste, si obtuviste lo que esperaste toda tu vida, no hay nada más después. Es una especie de muerte espiritual. Entonces yo lo que siempre pido cuando se piden deseos es perder el miedo y no perder las ganas. Porque sin miedo y con ganas, nada va a ser imposible, nada va a ser tan terrible. Con miedo, todo es difícil. Y sin ganas, bueno, ya es imposible. Estamos en una época signada por la ansiedad y las desmotivación y es gravísima esa combinación, porque es la madre de todos los vicios. También distinguir motivación de estímulo porque el estímulo es fama o dinero, es notoriedad, va directo al ego y al resultado. En cambio la motivación está más ligada al deseo, es un impulso interno. 

   Hubo un momento en el que lo pasó muy mal: recién separado de la madre de su hijo, muy deprimido, sin ganas, abatido; leyó una entrevista a Claudia Lapacó en la que ella contaba que la frase de un sobrecito de azúcar la había rescatado de una depresión, y eso mismo terminó sacándolo también a él a la superficie. “Hoy es el mañana que tanto temías”, recuerda y recita. 

Noticias: ¿Ese fue el peor momento de su vida?

Daulte: Mirá, sí, qué sé yo, no sé. Más crezco y más me doy cuenta de que ciertas angustias -angustias o miedos, son primos- son inherentes al existir, ¿no? Entonces uno está más grande y es menos omnipotente, ya sabe que no va a vivir eternamente, ya empieza a reconocer más los límites de la existencia y entonces estas angustias y estos hundimientos son como parte. Si no los experimentás es porque de algo no te enteraste o es parte de una inmadurez. Madurar también implica una conexión con estas cosas. En términos más personales, digo que yo morí tres veces: porque yo soy de la generación de la dictadura, del SIDA y de Malvina. Fueron tres veces que sentí mi vida amenazada concretamente. Lo pude pensar hace muy poco, dije: “Claro, metafóricamente yo morí, tres veces”. Porque pude haber sido víctima de estas tres cosas.

Noticias: Morir tres veces también significa que volvió a nacer otras tantas. ¿Cuánto se jugó en usted la intención y la intuición de construirse?

Daulte: A mí me cautivó el teatro, en un momento el teatro me atrapó de la nada y nunca se me pasó. Para mí, el juego que plantea no tiene límites, es un lenguaje de una riqueza que no se termina de explorar. Me parece tan mágico. Yo siempre cuento que una de mis primeras experiencias teatrales, pero de insatisfacción muy grande y traumática, fue con la obra Cenicienta: el momento en el que la hada madrina va a hacer su magia con la calabaza, los ratones y el vestido de harapos, lo contó una persona asomada por el telón. Yo era muy chico pero la vivencia de decepción fue muy fuerte y siento que de algún modo fue la gran motivación de toda mi vida: lograr que el público vea algo mágico sin necesidad de grandes presupuestos. Siento que si soy capaz de producir el encantamiento, luego le doy al espectador todos los contenidos que yo quiera.

Noticias: El encantamiento y la magia suenan a lo fantástico y, a su vez, el teatro trae el cuerpo, la presencia.

Daulte: Absolutamente. Sí, el pacto es hermoso porque vos actriz no estás en ninguna parte más que aquí y yo espectador no estoy en ninguna parte más que aquí. Con esos cuerpos presentes, adquiere mística. 

Noticias: Pareciera que hoy las salas están muy concurridas, como si hubiera más necesidad de teatro. ¿Es eso lo que está viendo?

Daulte: Creo que sí, que estamos en una temporada donde el teatro recuperó el vigor que no tenía desde el 2016 te diría, porque la crisis del teatro empieza antes de la pandemia. Y volvió multiplicado porque cada vez somos más y se da una suerte de celebración. Para mí el teatro es una gran excusa para charlar, si no de qué vamos a hablar, ¿de los gatitos que vimos en Instagram? ¿O del tema del momento, de moda?

Noticias: ¿Qué le interesa contar arriba de un escenario?

Daulte: Siempre me va a resultar interesante lo que me parece absolutamente universal, algo que no podemos desarraigar de nosotros, que es todo aquello que echa raíces en la infancia. No hay manera de desentenderse de eso. A veces me meto en territorio que no entiendo y no es que planeo hablar de tal cosa, sino que intuitivamente me meto en un universo por alguna razón. Y sé que al final algo se me va a revelar y cuando eso se revela, tiene una conexión con la infancia. Ahora estoy trabajando en la nueva obra que se llama “El Movimiento”, que irá en el Cervantes el año que viene, y me metí en el mundo de la publicidad, es muy loco, pero claro, empiezo a pensar y la publicidad es parte de mi constitución como persona, consumo publicidades desde que tengo uso de la razón.

Noticias: Como dramaturgo, tiene que recrear diferentes voces pero hoy pareciera que se imponen monólogos, donde el diálogo verdadero queda obturado. ¿Cómo lo vive?

Daulte: Creo que es muy importante escuchar al otro. Si uno puede hacer el esfuerzo de auténticamente escuchar y no solamente esperar el turno para hablar y decir lo contrario, realmente escuchar el discurso del otro, va a empezar a bajar su nivel de odio. Estamos en un momento en donde pareciera que no podemos corrernos del ejercicio del odio, incluso es algo hasta bien visto, pareciera que si no estoy montado en un discurso de odio no tengo compromiso con la realidad. Hace mucho que comprobé que no se trata de tener razón, se trata de resolver los problemas. En ese sentido, este es un momento que lamento, que padezco. Me duele el odio y me duele el regocijo en el odio. Y creo que es muy interesante escuchar al que no diga lo que yo quiero oír.

Noticias:  A sus 62 años, ¿qué es el amor?

Daulte: El amor es no poder pensarse uno en términos del número uno. Creo que el amor hace que incluso si te pasa la desgracia de enviudar, no vas a dejar de ser ese dos. ¿Qué es el amor? El amor es ser dos. Estés o no estés con otra persona.

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