El «sueño del pibe» de Milei, la novela de los cambios de piel en la Ciudad y Macri cree que salió casi hecho

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Vetos: Otra derrota cultural de Milei

El peronismo cree tener asegurado el quórum para una sesión el jueves de esta semana para terminar de abolir los cinco decretos desreguladores que ya fueron rechazados en Diputados. El viernes Cristina de Kirchner conversó con el jefe de la bancada y vicepresidente a cargo del PJ Nacional, José Mayans, sobre el triunfo cultural que significaron los vetos de Javier Milei al aumento de jubilaciones, la moratoria y la emergencia de discapacidad.

Con la firma de esos rechazos, de final incierto, el Gobierno admitió la legalidad de la sesión en la que el Senado perfeccionó la sanción de los diputados. Se quedó sin el argumento esgrimido por el bloque oficialista en aquel momento, que sostenía que se trataba de una autoconvocatoria ilegal. La cúpula del bloque oficialista en la Cámara -Victoria Villarruel, Bartolomé Abdala y Ezequiel Atauche- no resistió con fe el argumento de la autoconvocatoria y dejó la presidencia de la sesión a Silvia Sapag, de Unión por la Patria.

Los negociadores con el FMI lograron que el informe de revisión incluyera un expreso apoyo a la promesa del presidente de que vetaría y, subsidiariamente, llevaría esa sanción a los tribunales. «Si se anula el veto con una mayoría de dos tercios en ambas cámaras«, dice el informe, «la administración planea impugnar las iniciativas a través de litigios judiciales«. Cualquier reclamo en tribunales eludirá meterse en cuestiones de otro poder, y menos si el gobierno legalizó la sanción cuando Milei firmó el veto.

Suprema Corte: la mesa está servida

Los faroles se centrarán en el Senado porque la presidenta de la comisión de Asuntos Constitucionales, Alejandra Vigo, dijo que entre esta semana y la que viene habrá dictamen con firmas de todos los bloques para enviar al recinto el proyecto de ampliación de la Suprema Corte de Justicia. El peronismo está dispuesto a firmar la ampliación a 7 o 9 miembros. Oficialismo y oposición acordarán que el proyecto se trate antes de las elecciones, con la proporcionalidad actual de las dos cámaras. Admiten que la discusión sobre los nombres ocurrirá con el nuevo Congreso que surja de las elecciones del 26 de octubre, pero quieren dejar marcada la cancha para ese segundo debate.

El oficialismo viene de una derrota ignominiosa después de la caída de los pliegos de Ariel Lijo y de Manuel García Mansilla. Nunca se sabrá cómo se animaron a hacerlo sin antes contar con los apoyos legislativos, que existían pero que no alcanzaron para habilitar la aprobación. Menos se entiende aún cuáles fueron las razones del peronismo para no apoyar por lo menos a Lijo, que era un candidato del espectro del peronismo y que promovía Ricardo Lorenzetti, también ligado a ese sector.

Sin Senado no hay paraíso

Si el Senado peronista hubiera aprobado esas designaciones, la Corte de 5 nunca hubiera precipitado el fallo que condenó a Cristina Kirchner. La causa habría entrado en la dimensión desconocida por varios años -la misma de la gozó el condenado Carlos Menem hasta el fin de sus días-. Desde diciembre de 2023, el peronismo ha dejado de conducir el Senado, que administraba desde hacía medio siglo. Era el organismo que controlaba el sistema judicial. Perdido este poder, era cuestión de tiempo que Cristina se viera perjudicada.

El peronismo escuchó en estos dos años la propuesta del Gobierno de ampliar y negociar nombres. Llegaron a admitir, cuando asumió Milei, que ingresasen al tribunal Miguel Pichetto y Juan Carlos Romero. Los dos resignaron la propuesta que les acercó Santiago Caputo por razones de edad. Estaban ya sobre el filo del límite de edad para ser designados y prefirieron convertirse en los árbitros políticos de las dos cámaras, Romero en el Senado y Pichetto en Diputados. Romero, que la semana pasada anunció que no competirá por la reelección como senador en Salta, también recibió en su momento la oferta de Lule Menem de asumir como Auditor General de la Nación, como prenda para destrabar la negociación de las designaciones en los cargos vacantes. Hoy la AGN no tiene a ninguno de los representantes del Congreso designados y ha dejado al sistema sin mecanismos de control del gasto. El sueño del pibe: gobernar sin controles. Hoy están libres de revisión algunos años de Alberto Fernández y pronto lo estará el primer tramo del mandato de Milei.

Nepotismo y dedazos

Hasta el próximo domingo la colectividad política estará agazapada cambiando de piel. La suspensión de las PASO sumió al sistema en el paraíso del dedazo y el nepotismo. El cierre de candidaturas es el domingo a medianoche, o sea el lunes 18 antes de las 9 AM. La zaranda de nombres deja heridos en todos los partidos y el primer ajuste de cuentas ocurrirá con la sucesión de impugnaciones que recibirán las juntas electorales, que es donde se anotan los candidatos a senadores y diputados nacionales.

El argumento recurrente será el reproche a las autoridades partidarias por no haber respetado el art. 38º de la Constitución, que establece que «Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a esta Constitución, la que garantiza su organización y funcionamiento democráticos, la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a la información pública y la difusión de sus ideas». (Art. 38º).

Catarata de impugnaciones

Cuando se suspendieron las PASO, la Cámara Nacional Electoral ofició a los partidos de todo el país, a través de los jueces electorales, para que informen cómo resguardarán, sin el mecanismo de las primarias, la representación de las minorías y la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos. Una vez que se haya cerrado la inscripción, aquellos que se quedaron afuera reclamarán en cumplimiento del artículo 38º.

Ya existen antecedentes, incluso antes de la fecha de cierre. En Chubut, un militante del mileísmo, Ricardo Bustos, reclamó judicialmente su afiliación a La Libertad Avanza de esa provincia después de que las autoridades se la negaran. Denunció discriminación y el juez electoral de Chubut le dio la razón, lo que representa un revés para la conducción de César Treffinger. Se esperan muchos «casos Bustos» en todo el país, que le pondrán al período preelectoral más «rock and roll» del que ya tiene.

El desprolijo necesario

La CABA aportó a la novela de los cambios de piel el sinceramiento de las relaciones entre el PRO y La Libertad Avanza, que son caras del mismo proyecto. El PRO, además, comparte el consenso del establishment de que Milei es el desprolijo que necesitan los prolijos para alcanzar sus objetivos. La barbarie sin la cual no hay civilización. Esta conexión no es una simple coincidencia, sino un factor determinante en la configuración del poder.

La mitad del gabinete, los planes de gobierno y la fórmula presidencial en la gestión provienen de este sector. La política, en este contexto, no debe ser analizada por la afiliación partidaria de un individuo, sino por el espectro político que representa. Los funcionarios actuales, en su mayoría de la derecha del PRO y algunos radicales, se han incorporado para ejecutar los planes que Sturzenegger y otros expertos diseñaron originalmente para la coalición Cambiemos en 2023. La vigencia del DNU 70 y la Ley de Bases son, de hecho, proyectos que nacieron en esa órbita.

El cobijo de la abstención en CABA

El resto, las «camisetas cambiantes» son irrelevantes. Lo que subyace es el mismo espectro que gobernó con Macri entre 2015 y 2019. No debe sorprender que busquen ir juntos en las elecciones; ya lo hicieron en la primera vuelta y en el balotaje. Detrás de esto está la intención de seguir representando a un electorado que creen les responde.

Es una apuesta riesgosa, que en 2023 no le funcionó a la fórmula presidencial que se quedó afuera del balotaje. Tampoco a La Libertad Avanza (LLA) y al PRO en las elecciones del 18 de mayo en la CABA, ante las que fueron indiferentes las tribus que alimentaron desde 2005 al espectro de lo que fue Juntos por el Cambio y que buscaron cobijo en la abstención. La historia política de Mauricio Macri demuestra que la marca partidaria nunca ha sido su principal preocupación. En 2003, compitió como jefe de gobierno con la boleta del Partido Justicialista. En 2013, sus candidatos en la provincia de Buenos Aires se sumaron a la lista de Sergio Massa, lo que provocó que el PRO perdiera su personería partidaria, una situación que no se revirtió hasta 2015. El «estallido» de Juntos por el Cambio en 2023 se produjo cuando Macri impulsó al actual presidente, argumentando que representaba «mejor que nadie» sus ideas. Este hecho fracturó la coalición, disipando el voto e impidió a Patricia Bullrich entrar en el balotaje.

Democracia a la carta

En esta oportunidad, Macri pondera el significado de un triunfo y una derrota. Cree más en la chance electoral del mileísmo que en la suerte final del programa de gobierno. Ante eso, no quiere figurar en la lista de los perdedores de octubre. Esta intención le hace jugar a dos puntas: habló con el presidente antes de peregrinar a Olivos a una cita con la hermana presidencial. También alienta al arco de los gobernadores de Provincias Unidas -sello formal del «Grito Federal»- para construir un bloque legislativo después de diciembre.

De los 22 diputados nacionales que renuevan, acordó con el oficialismo asegurarse la reelección de entre 8 y 10 «macristas puros». A esa estrategia sirve la orden que dio de defender a los propios y hacer lo que más conviniese a cada distrito. El modelo es lo que logró en Mendoza su enviado y estratega principal, Jorge Triaca. En Mendoza quedaron afuera del arreglo con el radical Alfredo Cornejo y LLA. En San Luis, admiten que Claudio Poggi, arrinconado por los Rodríguez Saá (tiene a Adolfo adentro, pero a Alberto lo tiene con el kirchnerismo), no juegue en la elección nacional y se recluya en la disputa local. En San Juan, acompañan la alianza de Marcelo Orrego que enfrenta al peronismo y LLA.

Mauricio sale hecho

Con este acuerdo Macri se asegura, y le asegura al oficialismo, que los conduce él y no Ritondo, ni Patricia ni nadie. En CABA, que es donde más aprieta el zapato, el PRO entrega tres diputados que vencen. Una es María Eugenia Vidal, que es un punto de Mauricio y solo existe si él le da una misión. Avisó que algo huele mal y que se baja. Los otros dos son Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet, dos «bullrichistas» a quienes el oficialismo recompensará por la transfugueada con cargos en el Ejecutivo. De esos tres, dos se los queda Mauricio. A su vez, ninguno de los dos senadores que le vencen a Juntos por el Cambio son de Mauricio: Guadalupe Tagliaferri es de Horacio Larreta y Martín Lousteau es radical. En el balance, Mauricio sale casi hecho. ¿Por qué no arreglar? El viaje a Olivos estuvo amparado en una conversación de él con Milei. En cuanto a lo meramente anecdótico, Mauricio se preciaba de saber manejar bien a las mujeres. Creyó que lo podía hacer con Patricia y ahora debe creer lo mismo cuando habla con la hermana, extraño objeto de deseo.

La fórmula que no fue

El jueves pasado se cumplieron 10 años de la muerte de Juan Carlos Mazzón, el operador más importante del peronismo de la transición. Fue clave en el peronismo de Mendoza: junto a la generación de José Luis Manzano, trabajó como asesor de Domingo Cavallo y después de los Kirchner. Fue secretario de la presidencia con Néstor y Cristina, quien lo despidió en marzo de 2015. Mazzón fue el responsable de la derrota de los peronistas de La Cámpora que el kirchnerismo desplazó a Mendoza, para participar en las elecciones de autoridades partidarias del PJ de ese distrito. Viajaron hasta 300 militantes que se alojaron en unidades militares de Campo de los Andes para intervenir en esos comicios. La lista del peronismo ortodoxo les ganó las elecciones y Cristina responsabilizó a Mazzón. En el momento de la renuncia, el «Chueco» trabajaba finamente en una alianza de Daniel Scioli con José Manuel de la Sota para integrar una fórmula presidencial ese año. Ese pergeño fue seguramente el otro motivo de su renuncia, porque Cristina pensaba en otro cordobés para esa fórmula, Carlos Zannini. Si la fórmula Scioli-De la Sota hubiera prosperado, otro habría sido el curso de los hechos. Con Zannini en la fórmula, Córdoba aportó los votos para que Macri le ganase al peronismo el ballotage por apenas dos puntos. Fue otro desacierto estratégico de Cristina, que arrastró a la derrota a un peronismo que no pudo superar la muerte del “Chueco”.

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