14 años atrás, en marzo de 2011, Buenos Aires fue escenario del casamiento civil entre la actriz argentina Luisana Lopilato y el cantante canadiense Michael Bublé. Fue un día mágico, con una ceremonia civil emotiva en el Registro Civil de Uruguay al 700 y luego la primera fiesta íntima en Nordelta, seguida de grandes celebraciones en Vancouver.
Sin embargo, a más de una década de aquel “sí, quiero”, apareció un detalle que pasó casi desapercibido en los flashes y la emoción colectiva: un gesto misterioso que genera incomodidad, captado por una cámara.
En el video —que circula en redes— se ve cómo, en plena fiesta, Bublé le da un codazo a Luisana, y ella reacciona con sorpresa e incluso le pide perdón con cierta timidez.
La boda fue una mezcla de cuento de hadas y organización a la altura de una estrella mundial. Según las crónicas, Luisana se levantó temprano, emocionada, y ya en el Registro Civil decenas de fanáticos y medios los esperaban ansiosos. Luego, un vehículo negro los trasladó a la recepción familiar en Nordelta, donde celebraron con unos 50 invitados.
¿QUÉ PASÓ REALMENTE AQUEL DÍA?
La noche avanzaba entre risas, brindis y baile, pero el video del codazo volvió a traer una pregunta: ¿fue una broma entre ellos o un gesto que reveló un momento de tensión?
En las imágenes —muy claras en plataformas como YouTube— se ve a Michael rozando con el codo a Luisana, quien inmediatamente se cubre un poco, con expresión de sorpresa. Luego, repite una expresión que mezcla incomodidad y perdón. No es agresivo, pero sí rompe con la perfección que hasta hoy rodea ese evento.
Varios fanáticos de la pareja se pronunciaron en redes comentando que podría haber sido solo una broma muy física, una reacción rápida de Bublé cuando bailaban. Pero también hubo otros que lo interpretaron como una señal de nervios o presión ante tanta gente.
Pasaron 14 años y la pareja sigue sólida. Sus cuatro hijos —Noah, Elías, Vida y Cielo— son muestra de una familia consolidada, construida más allá del glamur. Incluso atravesaron momentos difíciles como la enfermedad de su hijo Noah en 2016, y mostraron una unión inquebrantable para salir adelante .
Quizás el codazo fue un instante descolocado, un cruce físico momentáneo en medio del vértigo emocional de una noche histórica. Pero lejos de empañar la imagen, agrega humanidad a la historia de dos celebridades que eligieron celebrar en comunidad, con familia, fans y una Argentina que los recibió con los brazos abiertos.
“Fue un codazo, no un comunicado de guerra”: bromean algunos seguidores. Y quizás el verdadero ángel de la boda no fue sólo el amor proclamado, sino también la naturalidad de un gesto que muestra que, incluso en la noche perfecta, hay espacio para la sorpresa y el fallo humano.