Mientras la nueva generación identifica a Nicolás Occhiato como la cara visible de Luzu TV y, desde este año, como conductor de La Voz Argentina, una audiencia fiel sigue a su padre, Antonio Occhiato, quien lleva más de tres décadas al frente de su propio programa de radio. Aunque sus públicos y formatos son distintos, ambos comparten una misma vocación: la conducción.
Ricordi d’Italia, tal como se titula su programa, sale al aire todos los domingos de 9 a 13 desde 1995. Nacido como un hobby y con la intención de tender puentes entre los italianos que viven en la Argentina, se transformó con el tiempo en mucho más que eso: tres décadas después, sigue siendo un verdadero ritual para una audiencia, que cada semana sintoniza para reencontrarse con la voz de Occhiato padre. A su vez, para él cada emisión también es una forma de reconectar con sus raíces: hijo de dos inmigrantes italianos nacidos en Calabria.
Aunque a lo largo de los años pasó por distintas emisoras, actualmente el programa se emite por AM 810 y también puede escucharse y verse en YouTube. Su propuesta combina canciones italianas, narraciones que recorren geográficamente y culturalmente distintos puntos de «la bota», e información relacionada con sus tradiciones.
Pero el corazón del ciclo de Antonio Occhiato está en los audios que envían los oyentes a partir de una consigna semanal: mensajes que reflejan memorias, historias y vivencias personales, que le otorgan al programa un tono cercano y emotivo.
Cambio de roles
“Antes a Nico le decían que era el hijo de Antonio, ahora me dicen que soy el papá de Nico”, cuenta Antonio en diálogo con Clarín. Cuando comenzó con su rutina dominical, el hoy referente del streaming tenía apenas dos años. Mientras Ricordi d’Italia ganaba audiencia, Nico crecía entre los pasillos de la radio, con la voz de su papá de fondo atendiendo llamadas en dialecto italiano, en tiempos en los que no existían los audios de WhatsApp.
Más adelante, ya adolescente, se sumó al programa y asumió el rol de telefonista. “A veces, había tantas llamadas que desconectaba los teléfonos para no atender a tanta gente”, recuerda el padre.
Sobre aquellos años, Nicolás Occhiato recordó durante una charla reciente con su padre en el programa: “Odiaba ir ahí, tener que atender el teléfono y repartir las tarjetas en la puerta durante las fiestas de aniversario”. Sin embargo, reconoció que algo de esa experiencia debió haberlo marcado: al fin y al cabo, ambos terminaron dedicándose a lo mismo.
Además de su labor en la radio y en el negocio familiar, Antonio ofrece shows privados de música italiana desde hace tantos años como la edad de su hijo. Junto a su orquesta, llamada Canta Italia, es contratado para todo tipo de eventos en los que interpreta clásicos en dialecto calabrés, de artistas emblemáticos como Nicola Di Bari o Domingo Ventrici, entre otros.
Se podría decir que vive por y para Italia: su vínculo con la cultura del país europeo lo convirtió en una figura reconocida entre los ítalo-argentinos, que no dudan en convocarlo para cumpleaños y celebraciones de la colectividad.
Al hablar de sus presentaciones, el descendiente de calabreses recuerda que Nico lo acompañaba desde antes de nacer, cuando aún estaba en la panza de su esposa. Con el tiempo, empezó a subir al escenario y hasta se animaba a tocar el acordeón junto a él. “Gracias a todo eso, algo del mundo artístico le gustó… y también le sirvió”, cuenta con orgullo.
Sobre el éxito actual de su hijo mayor, Antonio se sincera: “Me enseña todo el tiempo”. “Vengo de una familia muy tradicional, donde no se creía que lo artístico pudiera ser una forma de vida. Había que tener un trabajo estable y hacer lo otro como hobby. Yo siempre viví la radio y el canto de esa manera. Pero verlo a él triunfar me cambió la mirada. Me enseñó mucho… y lo sigue haciendo.”
Sobre el fenómeno Luzu en pandemia
Para muchos que crecieron con la radio, la irrupción del streaming resultó difícil de asimilar. Antonio Occhiato no fue la excepción, pero no tuvo más opción que adaptarse: su hijo se convirtió en dueño, productor y conductor de un canal dentro de este nuevo formato. Una vez que entendió de qué iba el asunto, no se quedó atrás: sumó la transmisión en vivo por YouTube a su clásico programa de radio.
“Cuando Nico me habló del proyecto de Luzu TV durante la pandemia, no entendía mucho, lo pensaba como cosas raras. Para mí, YouTube era solo para ver películas o documentales, no para hablarle a la gente y pedirle que se suscriba”, recuerda Occhiato padre entre risas. “Después, lo empecé a hacer yo también”.
Sin embargo, con el tiempo, la familia comenzó a confiar más en el canal al ver los resultados: las visualizaciones no dejaban de aumentar y las marcas empezaban a mostrar interés: “Cada día crecía más, no tenía mucho para oponerme, así que le dije que siga adelante. Ver hoy a Nico con tanto éxito me genera alegría y me llena de orgullo; a veces todavía no lo puedo creer”, confiesa.