Thiago, el nene de 7 años que había resultado herido por una bala perdida durante un enfrentamiento entre un agente de la policía federal y tres delincuentes en la localidad bonaerense de La Matanza, murió este viernes por la noche en el Hospital Balestrini.
Según trascedió, el disparo rebotó en el asfalto y le impactó en la cabeza mientras aguardaba el colectivo con su padre. A pesar de los esfuerzos médicos y una cirugía de urgencia, el chico no logró sobrevivir.
El hecho ocurrió cuando el oficial Facundo Daniel Aguilar, franco de servicio y vestido de civil, fue abordado por tres ladrones. Sacó su arma reglamentaria y se produjo un tiroteo con al menos diez disparos.
En la balacera murieron Brandon Corpus (18), quien recibió seis tiros, y resultaron heridos Uriel Montenovo (21), con un disparo en la pierna, y Uriel Leiva, baleado en el abdomen y en estado crítico.
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La muerte de Thiago, a la justicia
Por el caso, la Justicia ordenó la detención del agente por “exceso en la legítima defensa” y caratuló la causa como “tentativa de robo en lugar poblado y en banda, con uso de arma de fuego cuya aptitud no está acreditada, homicidio y lesiones graves”.
La Policía Científica halló en el lugar un revólver calibre 38 sin numeración ni municiones, una vaina servida y rastros hemáticos del menor a casi 200 metros del epicentro del tiroteo.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se había expresado antes del deceso del niño y consideró que “la acción del policía fue en legítima defensa”, y añadió que lo sucedido “es responsabilidad de los delincuentes”.
En ese sentido, puntualizó que el oficial Aguilar “se defendió ante la posibilidad de que lo maten a él, o bien a su madre”, quien lo acompañaba en el momento de iniciarse la balacera.
“No fue casualidad, fue causalidad”, afirmó la funcionaria en rueda prensa, y agregó que “quien sale a robar, sale a matar”.