Vamos, Mami, a ganar, la arenga que llenó de ternura un partido de la Liga Cordobesa

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Jugar. Una palabra que engloba tantas sensaciones y emociones. Ella jugaba, ellas jugaban. En nuestra historia hay juegos de diversas maneras, y hay risas y promesas; hay una niña y una madre. En este relato el jugar es una manera de vivir y creer, más allá de las distintas dificultades que la realidad presenta. Jugar, qué hermosa palabra. Y allí están: Sofía, de 26 años, y Sacha, de tres, cada una en su lugar, jugando. Ellas son las protagonistas de este momento, un instante de esos que obsequia el fútbol femenino de la Liga Cordobesa.

Sucedió en la siesta del sábado pasado, en Montecristo. Se estaba disputando el partido entre el local Club El Carmen ante Racing de Nueva Italia. Sofía Muñoz daba pases, corría y estaba concentrada en el juego; pero de reojo miraba al banco de suplentes donde su hija Sasha, estaba jugando con una pelota color crema. Su pareja –Lautaro – estaba también jugando al fútbol en otra cancha, y por esa razón Sofía había llevado a su pequeña a que la acompañara. La futbolista jugaba en el terreno de juego; y Sacha jugaba en el banco de suplentes.

En un momento la niñita se mojó por accidente y la mamá que estaba enfocada en que su equipo continuara liderando el torneo, notó que algo pasaba en el banco de suplentes..

«La foto es mi memoria»

El fútbol de los barrios, el fútbol femenino, el fútbol apasionado, el fútbol del disfrute, el fútbol como juego, el fútbol como disparador de historias.

“Mamá, me hice pis”, dijo la pequeña. Estaban en el entretiempo y Sofía no dudó: pidió permiso para retirarse. Se acercó al banco de suplentes, le preguntó a su pequeña si estaba bien, y la cambió, le puso ropa seca, para evitar que se enfermara o pase frío. Un gesto que Anita Cámara retrató en la imagen que acompaña esta nota y que los colegas de Cronómetro en cero difundieron. Una imagen llena de ternura, de maternidad, de fútbol… de vida.

“Yo siempre los sábados llevo una muda de ropa más, por las dudas, cuando está lejos el baño a veces no llegamos”, relata la delantera, quien previo a cada partido prepara dos mochilas: una con los botines y las cosas para el partido; y otro con ropa, juguetes y demás para la pequeña.

La familia de Sofía Muñoz es bien futbolera. Ella empezó de pequeña a jugar a la pelota, incluso debutó en la Liga cordobesa cuando tenía tan solo 11 años. Recuerda que tuvo que ir tanto su mamá como su papá a firmar una autorización para jugar a esa edad. ‘Sofi’ anduvo por diversos clubes de la Liga, entre ellos All Boys, Camioneros, Unión Florida, Escuela Presidente Roca, Racing, Bella Vista, siempre acompañada de su familia. Por eso, por estas horas, cuando Sofía habla con PERFIL CÓRDOBA y narra la escena de lo vivido el sábado pasado, se acuerda de su papá Alberto, que está atravesando el Parkinson y dice que lo apoyan entre todos. Los gestos, el apoyo, la vinculación, la unión, la familia. En el Club El Carmen también juega con sus dos hermanas Verónica y Belén, que son mellizas y defensoras. ‘Sofi’ es delantera. Y hasta el momento de la escena, ya había convertido dos goles. “Me gusta mucho el fútbol. Me crié con una pelota, es mi pasión. Le tengo amor y respeto a este deporte”, reflexiona. Admiradora de Lionel Messi y ama de casa, vive en barrio Villa Unión, cerca de la avenida Fuerza aérea y viaja a entrenar todas las semanas a Montecristo. “Mi sueño es que ella le guste el fútbol como a mí y al padre. En el barrio va a una escuelita de fútbol que se llama Los Halcones, pero es chiquita, pero ya se larga y anda siempre con una pelota”, expresa su anhelo.

Romina ‘Pepa’ Gómez de retorno a las canchas de la Liga Cordobesa

Regresamos a esa siesta en la cancha de El Carmen, en Montecristo. Y a la escena que nos hace contar esta historia.

No hagas más lío que tenemos que terminar de jugar, le dijo Sofía a Sacha, con una sonrisa, mientras le acomodaba la ropa.
¿Vamos ganando?, preguntó con ojos picarones la pequeña, y su mamá no aguantó la ocurrencia: Sí, Sacha, vamos ganando, le respondió alegre.
Bien, mamá. ¿Me hiciste un gol?
Sí, mamá hizo dos goles y los dos son para vos.
Pero Sacha tenía preparada una inocente arenga que enterneció a todos los que presenciaban la escena. La abrazó y exclamó:
¡Vamos, Mami, a ganar! Ya no me mojo más. Te amo.

En esa cancha de tierra, entre gritos y botines gastados, Sofía volvió al partido con el barro en las medias y la calma en el corazón, sabiendo que jugar también es cuidar. En el fútbol femenino, muchas veces se corre por el gol, pero siempre se juega por amor. Jugar, qué palabra.

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