En 2024 se registró la menor venta de productos lácteos en la última década y además los precios fueron los más caros, medidos a valores constantes. Según información del Instituto Argentina Grande (IAG), en 2024 la venta en el mercado interno cayó 9,8 por ciento en promedio contra 2023 y se ubicó en el nivel más bajo de la última década. “Aunque muestra cierta recuperación contra 2024, la venta promedio mensual de productos lácteos en 2025 sigue baja y es la segunda más baja de la década”, advierte el trabajo del IAG. En números, en promedio en el primer trimestre se vendieron 53.968 toneladas de leche en el mercado interno, contra 60.036 toneladas a comienzos de 2023.
En paralelo a la caída histórica en el consumo general de lácteos, impulsada por la disminución de los ingresos reales, se dio un aumento en el precio promedio de la leche que en 2024 fue el más alto de la última década, siguiendo con la información del IAG. “Subió 20 por ciento con respecto al promedio de 2023 (a valores constantes), llegando a 1.600 pesos el litro”, indicaron.
Este valor puede compararse con el precio del litro de leche previo a asumir Milei que era de 457 pesos el sachet en Gran Buenos Aires, según datos de Indec.
Ingresos y demanda
“La menor demanda de leche está asociada sin dudas a los problemas en los ingresos de la población. Los ingresos de los sectores más protegidos (formales privados) apenas si están igual que el promedio de enero a noviembre de 2023. Pero el resto de los sectores: estatales, informales, jubilados, el salario mínimo, están por abajo de ese promedio».
«A ello se le suma una importante fragmentación social al interior de estos sectores. Los estatales en promedio están 19 por ciento abajo del promedio, los jubilados con bono cerca de 14 por ciento abajo”, señala Hernán Herrera, investigador del IAG.
Alta concentración
En cuanto al derrotero de los precios, “la capacidad de formación de precios y la incidencia sobre las góndolas está en manos de un grupo reducido de actores, varios de ellos con fuerte presencia multinacional”, explica Herrera. La producción lechera se encuentra altamente concentrada: “solo cinco empresas concentran el 36,2 por ciento de toda la leche producida en el país, mientras el total de leche procesada por las 24 principales empresas alcanza el 62,2 por ciento del total nacional”, agrega el investigador.
La leche sin procesar es comprada a productores, pooles, cooperativas o es de producción propia de tambos que algunas industrias poseen. En la relación productor-industria, la cadena láctea tiene una gran fragmentación, pese a que hubo una disminución progresiva y concentración en la cantidad de tambos. La producción primaria está subordinada a la producción industrial y se localiza principalmente en Santa Fe, Córdoba y en Buenos Aires.
El eslabón industrial de la cadena láctea está compuesto por las usinas y fábricas de procesamiento que se ubican en torno a las cuencas productivas. Las que se localizan en Buenos Aires producen para el mercado interno, teniendo una fuerte presencia en el abastecimiento de leche fluida y productos frescos. Mientras que las empresas ubicadas en Santa Fe presentan mayor capacidad de procesamiento y una orientación a la exportación, junto a las de Córdoba que tienen la mayor capacidad de producción de quesos.
El 25 por ciento de lo producido se exporta, principalmente como leche en polvo y queso mozzarella.
Respecto de la venta en el mercado interno, La Serenísima (de Mastellone, Danone y Arcor) es la marca con mayor presencia en la góndola de leche fresca. Explica el 72 por ciento del total y es un jugador clave en la formación de precios y en la firma de acuerdos con supermercados.
Otras marcas fuertes en la venta de leche fluída pertenecen al grupo Saputo –La Paulina, Molfino- que detenta el 11,8 por ciento del mercado, y en tercer lugar aparece el grupo Savencia Argentina –Milkaut, Ilolay- con el 5,7 por ciento. Las marcas Punta de Agua, Noal y Las Tres Niñas representan cada una de ellas el 3 por ciento del mercado.
Crisis en La Verónica
La Verónica, localizada en Santa Fe, ocupa el puesto 9 entre las procesadoras de leche. Es una empresa líder pero desde hace dos años está en situación crítica: fuertemente endeudada, en abril no llegó a pagar la totalidad de los salarios a sus empleados. La firma cuenta con tres plantas (ubicadas en Suardi, Lehmann y Clason) donde, sumados los centros de distribución en distintas localidades, reúne un total de 700 empleados, a los que les está pagando en cuotas sus salarios.