Se viene registrando un aumento paulatino de pedidos de hipotecas de argentinos en Uruguay, traccionado por un perfil de clase media y alta, que procura una segunda residencia o una inversión fuera de la Argentina.
En general, se trata de profesionales y empresarios, entre otros representantes de un segmento que apuestan por un estilo de vida más relajado, buscando la posibilidad de establecerse en el país, ya sea por razones laborales, educativas o simplemente por el hecho de mejorar su calidad de vida y la de sus hijos.
Y, por supuesto, también hay inversores que persiguen lo de siempre: rentabilidad y seguridad, además de ampliar su portfolio.
Lo cierto es que tanto uno como otros encuentran estabilidad económica y política en el país, configurando así un entorno atractivo para la inversión, con un sistema financiero sólido y regulaciones que facilitan la compra de propiedades.
La citada estabilidad no es una palabra utilizada en el contexto de un speech. Es ella, en verdad, la que permite un entorno económico más predecible, que, a la vez, posibilita al Uruguay presentar tasas de interés estables y plazos flexibles.
Concretamente, oscilan entre un 4% y 6% en dólares, pudiendo llegar a un 7% si los plazos se extienden. Cabe subrayar que en relación a las unidades indexadas, las tasas son aún menores. Pero, más allá de los números, es la proverbial estabilidad uruguaya la que cuenta frente a las opciones de la Argentina, afectada, siempre, por el acecho de la inflación y el riesgo económico coadyuvante.
En cuanto al tipo de propiedad que eligen los argentinos, debemos distinguir, en principio, las distintas ciudades y zonas geográficas que encabezan las preferencias. Muchos se inclinan por departamentos cuando se trata de una inversión en Montevideo, especialmente en zonas costeras o céntricas. En cambio, cuando hablamos de balnearios o zonas turísticas, las preferencias son las casas.
El tamaño o envergadura de las propiedades mantiene un patrón que va de superficies desde medianas a grandes, con comodidades y fácil acceso a servicios. Respecto a los montos, dependiendo de la ubicación y características de la propiedad, los créditos hipotecarios solicitados pueden oscilar entre los US$100.000 y US$300.000.
Vale aclarar que el acceso al crédito hipotecario para los extranjeros, en este caso los argentinos, está sujeto lógicamente a determinadas condiciones, que incluso son cambiantes dependiendo de las circunstancias puntuales. Pero en líneas generales, además de la documentación como DNI argentino o pasaporte, y en algunos casos, un comprobante de residencia, es necesario demostrar la capacidad de pago, lo que puede incluir recibos de sueldo, declaraciones de impuestos o estados de cuenta bancarios. Esto ayuda a la entidad a evaluar la solvencia del solicitante.
Adicionalmente, muchas entidades piden que el solicitante tenga una cierta antigüedad en su empleo o actividad económica, lo que puede variar entre uno y tres años; ahorros previos -se suele requerir un monto inicial como anticipo, que puede ser entre el 20% y el 30% del valor de la propiedad-; el historial crediticio del solicitante y, lógico, la tasación de la propiedad en cuestión, fundamental en caso de ser necesaria la ejecución de la hipoteca.
Más allá de los aspectos burocráticos -que tal vez se lean más burocráticos de lo que en verdad son- el proceso para obtener una hipoteca en Uruguay es relativamente accesible para los argentinos, lo que facilita la compra de propiedades.
Tal es así que las proyecciones para el segmento de hipotecas de argentinos en Uruguay hacia 2025 es positivo aunque puede estar influido por factores económicos, políticos y sociales. De todos modos, se trata de un mercado atractivo en sí mismo: el país ofrece una variedad de propiedades, desde departamentos en la ciudad hasta casas en la playa, lo que permite a los compradores elegir según sus preferencias y necesidades.
En particular, Punta del Este y las zonas costeras están experimentando un aluvión de inversiones inmobiliarias, lo que se percibe a simple vista. Aunque elocuente, el dato no sorprende ya que hay una siempre demanda en aumento de alquiler de viviendas. Esto es especialmente atractivo en áreas turísticas en temporada y en áreas urbanas a nivel de arrendamientos anuales.
(*) El autor es asesor en inversiones, abogado y contador uruguayo
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