El decreto de necesidad y urgencia (DNU) con el que el Gobierno busca cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) descolocó a la oposición en el Congreso. Primero impugnaron la herramienta utilizada, pero evitaron disparar un rechazo frontal.
La jugada de Javier Milei les complica el bloqueo. El Presidente no esquivó al Congreso, pero tampoco le dio la última palabra. Si una sola Cámara convalida el decreto, el camino hacia el acuerdo con el FMI queda despejado. Para frenarlo, la oposición necesita un rechazo doble: en Diputados y en el Senado. Mientras tanto, el DNU sigue vigente.
Confiado, el Gobierno aceleró los tiempos y remitió el decreto al Congreso. La Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, presidida por el libertario Juan Carlos Pagotto, tiene diez días para dictaminar. Cumplido ese plazo, cualquiera de las Cámaras podrá llevarlo al recinto.
La oposición no tiene una estrategia clara. El kirchnerismo fue el primero en rechazar el DNU 179/25. En un comunicado, Unión por la Patria advirtió que el decreto no precisa el monto, el destino de los fondos ni la tasa de interés y lo calificó como “un cheque en blanco que deriva en un futuro ‘paga Dios’”.
“Queremos recalcar que contraer esta nueva deuda sin una ley expresa del Congreso Nacional torna a la misma ilegal e ilegítima”, manifestaron los diputados liderados por el santafecino Germán Martínez. Terminaron el mensaje con una advertencia a sus colegas parlamentarios: “Estarán violando la Constitución Argentina y desconociendo las leyes vigentes y la soberanía”.
Nicolás Massot, miembro de la Bicameral y referente económico del bloque de Miguel Ángel Pichetto, también marcó su desacuerdo. “El Gobierno ya se apropió de la fijación de prioridades de gasto al no tratar el Presupuesto dos años seguidos. Ahora, también se apropia de las autorizaciones de deuda. Es un avance inadmisible sobre las facultades del Congreso”, sentenció en diálogo con LA NACION.
Y fue más allá: “En vez de fortalecer el acuerdo con una ley votada por ambas Cámaras, el Gobierno prefiere deslegitimarlo con una minoría que lo sostenga en una sola”. Para él, el problema no es el acuerdo con el FMI, sino el método. “No significa que deba esperarse a que esté el Presupuesto sancionado, pero sí que el Gobierno lo envíe actualizado e inicie el debate en comisión”.
En el PRO hay matices. Mauricio Macri, consultado en Expoagro, apoyó el nuevo acuerdo con el FMI, pero criticó la decisión de hacerlo vía decreto, marcando otra diferencia con Milei. En el bloque señalaron que pedirán detalles, pero todo indica que acompañarán el texto en el recinto.
Entre los radicales de Democracia, el esquema es similar: exigen más información, pero no descartan avalar el acuerdo. “Cuando se conozca la letra chica, se verá”, deslizan.
La Bicameral refleja el escenario de paridad. Libertarios, PRO, UCR y MID suman ocho votos; el kirchnerismo, Massot y el exoficialista Francisco Paoltroni, otros ocho. Un empate que a nadie le sirve. El tiempo juega a favor del Gobierno. La oposición, golpeada y sin un plan en común, tiene el desafío de no quedar atrapada en la estrategia de Milei.
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