La cercanía ideológica entre Javier Milei y Donald Trump tendrá implicancias en el campo diplomático para la Argentina: el Presidente analiza imitar a su par estadounidense y retirar al país de algunos foros y tratados internacionales.
El jefe de Estado, que estuvo abocado durante buena parte del día a la confección del discurso que brindará este jueves en el Foro Económico Mundial, en Davos, es un crítico acérrimo de la Organización Mundial de la Salud por las recomendaciones del organismo que depende de Naciones Unidas durante la pandemia.
En junio, ya había dado la orden de no sumarse al nuevo protocolo sobre pandemias que suscribió el organismo presidido por Tedros Adhanom Ghebreyesus. «Argentina no va a adherir al acuerdo de pandemia de la OMS, que se comunicó en Ginebra, donde dejamos en claro que nuestro país no suscribirá a ningún acuerdo pandémico que pueda afectar la soberanía nacional», expresó ese día Manuel Adorni.
Una de las primeras decisiones de Trump fue abandonar la OMS, a cuya financiación contribuye con una cuota anual de más de US$ 1.300 millones. El magnate republicano había tomado la misma medida en 2019, pero esa decisión fue revocada por su sucesor, Joe Biden.
Ahora Milei podría convertirse en uno de los primeros mandatarios en seguir la decisión del nuevo huésped de la Casa Blanca. La decisión no requeriría ningún permiso de otro poder del Estado, según los cálculos que hacen en algunos de los despachos más influyentes de la Casa Rosada.
En la misma línea, el jefe de Estado argentino planea imitar al líder republicano, que también retiró a su país del Acuerdo de París, que se firmó en 2015 en la capital francesa para mitigar el calentamiento global. «Me retiro inmediatamente de la injusta y unilateral estafa climática de París (…) Estados Unidos no saboteará nuestras propias industrias mientras China contamina impunemente», expresó Trump, tras replicar una decisión que ya había tomado durante su primer mandato.
Milei podría ordenar la misma decisión y no debiera sorprender, puesto que calificó el calentamiento global como «una mentira socialista» y relativizó el impacto del hombre en la crisis climática. «Son ciclos de temperaturas», dijo en el debate presidencial.
Apenas asumió, además, el Presidente ordenó retirar a la delegación argentina de la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el clima. Apenas asumió, el canciller Gerardo Werthein había señalado que el Gobierno estaba evaluando su permanencia en el acuerdo.
«Vamos a analizar la conveniencia de permanecer en los distintos organismos internacionales. Con la asunción de Trump ya no estamos tan solos en el mundo», consignó uno de los funcionarios más poderosos del Gabinete.
El Presidente ya había ordenado votar en contra del Pacto del Futuro de Naciones Unidas y criticó duramente la Agenda 2030, que también diagramó el organismo multilateral. Durante el mandato del economista libertario, la Cancillería no acompañó resoluciones no vinculantes en materia sobre protección a pueblos originarios y otra en contra de la violencia contra las mujeres, que finalmente corrigió.
Trump, como Milei, también no confía en la Organización Mundial de Comercio (OMC), un organismo que criticó al magnate durante su primera experiencia en la Casa Blanca cuando aumentó exponencialmente aranceles para exportar a los Estados Unidos, una idea que prometió replicar. El mandatario argentino, en tanto, hace equilibrio con China, rival geopolítico de Washington.
En la mesa chica de Milei relativizaron los dichos de Trump, que minimizó la importancia de América latina. «No los necesitamos. Ellos nos necesitan. Todo el mundo nos necesita», había dicho el mandatario estadounidense. En la Rosada consignaron que con esa respuesta se refería al vínculo entre EE.UU y Brasil.
En una entrevista con Bloomberg durante su gira, Milei señaló que estaría dispuesto a abandonar el Mercosur, si el bloque regional no lo habilita a firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, una idea que su entorno ya había deslizado antes de la primera participación del libertario en una cumbre de jefes de Estado. Sin embargo, en ese caso, el Ejecutivo debería someter su decisión a la aprobación del Poder Legislativo.