Texto y fotos: Juanjo Cavalcante
Se terminó la temporada futbolera, pero la vida sigue. Un claro ejemplo de eso es Paulo Killer, referente y capitán de Central Córdoba, que en el cierre del año pudo conseguir la ansiada clasificación a Copa Argentina 2025, un premio nada menor para un equipo que no pudo lograr el tan anhelado ascenso a la Primera B Metropolitana, por lo que el próximo luchará en la C por volver a la segunda categoría en importancia del ascenso. Pero el defensor no solamente se preocupa por el fútbol, ya que enseguida cambia el chip y se concentra en su trabajo particular, ese con el que acomoda los horarios para jugar y poder ocuparse de su familia.
El zaguero, pieza importante en el Charrúa, donde en sus más de 275 partidos vivió de todo, pero sin lugar a dudas lo mejor fueron el ascenso a la B en 2012 y las posibilidades de jugar el certamen nacional en varias oportunidades con el elenco de barrio Tablada. Algo que repetirá el próximo año y donde buscará volver a escribir otra página dorada en la historia del club.
Pero no solamente de la pelotita se vive en el ascenso. Los futbolistas tienen otro trabajo y en el caso de Paulo es en una empresa de software, donde puede acomodar los horarios para entrenar por la mañana y jugar, cuando los partidos son entre semana, algo habitual en esta categoría algo alejada de las luces y el show de la Liga Profesional.
Sentado en la tribuna de cemento del Gabino Sosa y con mate de por medio, el capitán matador charló con El Ciudadano, donde analizó la temporada del equipo, la importancia de haber clasificado a la Copa Argentina, se refirió a cómo es su vida fuera de las canchas y contó qué es Central Córdoba en su vida luego de tanto tiempo.
—¿Es Central Córdoba tu casa futbolísticamente hablando? ¿Es tu lugar en el mundo por todo lo vivido?
—Sí, viví tantas cosas buenas y malas que a uno lo marcan a lo largo de la carrera. Pasé, volví, me fui y espero terminar mi carrera acá.
—Jugaste más de 275 partidos con esta camiseta, con todo lo que pasaste. Uno piensa en el ascenso y la Copa Argentina.
—Son momentos que a uno lo marcaron. La Copa Argentina, haber compartido plantel con mi viejo (Alfredo) que estaba en el cuerpo técnico de Omar (Palma) o en 2012/2013 con mi hermano (Gabriel). Son recuerdos que uno no se va a olvidar, que quedan marcados y cada tanto uno los revive porque fueron lindas épocas.
—Uno piensa en Copa Argentina y se le viene a la mente haber enfrentado dos veces a Boca y ahora poder volver a clasificar, me imagino que para ustedes es un hecho increíble tener esta otra aventura.
—Son partidos especiales que te sentís en la elite, cuando te llegan esos momentos y ahora volver a clasificar no solamente es buenos para nosotros los jugadores, sino también para el club por el tema de los sponsors y todas las ayudas que puedan llegar, para una institución como esta que necesita que la gente se acerque.
—¿Sienten que les quedó la cuenta pendiente del ascenso?
—Sí, lo que pasa es que también es un torneo muy difícil, muy largo, un solo ascenso, muchos equipos. Pero bueno, nosotros estuvimos siempre peleándola, el torneo Apertura fue muy bueno, en el Clausura fuimos un poco más irregulares pero también siempre estuvimos ahí entre los de arriba. Y en la tabla General, por suerte, terminar quintos de 25 equipos, no es poca cosa.
—¿El objetivo siempre es ascender más allá de todo? ¿Es eso lo que el Charrúa necesita?
—Sí, eso siempre tiene que ser la base, pelear por subir, armar un plantel competitivo y después estar en los detalles, que son los que a la larga terminan poniéndote adelante o no. Yo creo que Central Córdoba tiene que seguir apostando, mantener una base de este plantel que hizo un año fantástico y que se armó un muy buen grupo. Esperemos que el año que viene, con esa base más algunos chicos que se agreguen, se pueda volver a pelear el torneo.
—Y en lo personal, ¿cómo te sentiste?
—Desde el comienzo yo sabía que no iba a ser muy tenido en cuenta, que corría detrás de cuatro o cinco jugadores en mi puesto, pero lo que yo me propuse fue trabajar, tratar de estar mejor y no quejarme. Todo eso me llevó a ponerme bien y en el momento que me tocó jugar, no quise salir más y no me pudieron volver a sacar gracias a Dios. A veces uno tiene que tomar estas cosas como un desafío porque en mi carrera siempre fui titular, creo que pocas veces me tocó ir al banco. Y por ahí en esta etapa, que había arrancado de atrás, al principio no era ni citado, después de a poco ir al banco y terminar jugando, fue un desafío que pude superar y me sirvió.
—Sos un tipo querido en el club y esto que hablas era nuevo para vos. ¿Cuánto ayuda la familia en esos momentos?
—El apoyo de ellos es fundamental. Mi mujer (Brenda) siempre en esos momentos apoyándome, buscando que piense y disfrute otras cosas que en ese tiempo no podía. La banca de ella sobre todo, de mis hijos y después también de mi viejo, mi hermana y mi vieja, que siempre también están para fortalecerlo a uno.
—Y el hecho también de no solamente vivir del fútbol, de tener otras ocupaciones, un trabajo, ayudan a veces a desconectarse de lo futbolístico y pensar en lo laboral.
—Es difícil separarlo porque uno vivió tantos años con el fútbol. Primero está la familia y después el fútbol que para mí fue siempre mi vida. Pero ya hace tres años que tengo un trabajo donde estoy muy contento, mi jefe me banca mucho, en el sentido si tengo que faltar para ir a jugar, con los viajes y eso. Se hace todo un complemento y lo vengo llevando bien.
—La gente imagina la vida del futbolista y no todo es “color de rosas”. No es siempre me levanto, voy entrenar, vuelvo, hago recuperación. No todo es como en Primera División.
—Por ahí cuesta más. Yo me levanto a las 7 de la mañana para ir a entrenar y llego a mi casa a las 6 de la tarde, a veces sigo trabajando un rato más. Es la situación del país, que uno tiene que mantener una familia y hoy estas en una categoría que por ahí no te brinda esa posibilidad, entonces yo como tantos chicos, tenés la necesidad de hacer otras cosas.