En las redes sociales se reveló que las balas que acabaron con la vida de Brian Thompson estaban escritas: los casquillos tenían palabras que son las que utilizan las empresas para negar o retrasar atención médica a pacientes. Un activista digital acusó que 68.000 estadounidenses mueren cada año por la desaprensión de las compañías que deben costear los tratamientos
La secuencia es impactante: con absoluta frialdad el asesino prepara su arma, apunta y, con una calma estremecedora, dispara sobre su blanco, un hombre que caminaba pocos metros delante de él. El lugar es una calle de Nueva York y el video de una cámara de seguridad evidencia que, además, el gatillero se preparó especialmente para ese momento. Está totalmente cubierto y su ropa gris oscura lo confunden con el entorno, y casi no se puede apreciar ningún detalle distintivo, salvo una mochila, que posiblemente a esta altura sea no más que cenizas. Pero el aparente crimen a sangre fría tuvo un giro complejo, que lo fueron develando decenas y después cientos de comentarios en redes sociales: la víctima fatal era Brian Thompson, un alto mando de United Healtcare, una aseguradora de salud estadounidense, y los casquillos de las balas, que el atacante dejó adrede, estaban escritos: “Retrasar”; “Denegar”; “Defender”, decían. Y llegó una explicación y hasta posteos contra el crimen, que no lo eran tanto: “Al menos 68.000 estadounidenses mueren innecesariamente cada año” debido al rechazo de tratamientos médicos por parte de empresas de seguros de salud, explicó el activista social digital Daniel Mayakovski, cuyos posteos y denuncias sobre violaciones de derechos humanos a nivel global –ahora con especial énfasis sobre la ofensiva israelí sobre Gaza– suelen ser incontrastables.
“El momento en el que el director ejecutivo de la aseguradora médica United Healthcare, la octava mayor empresa del mundo, fue ejecutado en plena calle de Nueva York con una pistola B&T Station 6 que viene con silenciador incluido”, escribió al publicar el video Mayakovski, cuya real identidad se ignora, y su apellido en redes es similar al de un revolucionario ruso, el reconocido poeta y dramaturgo Vladimir Mayakovski, fallecido en 1930.
El activista en redes reveló las leyendas que tenían los casquillos, palabras que –refirió– “usan las aseguradoras para evitar pagar reclamos de los pacientes”.
Este es el texto de Daniel Mayakovski al develar el contexto –¿razón?– que rodeó el crimen.
“Al menos 68.000 estadounidenses mueren innecesariamente cada año debido al rechazo de tratamiento de aseguradoras médicas como United Healtcare, para que sus ejecutivos como Brian Thompson puedan convertirse en multimillonarios”, escribió Mayakovski, y citó una carta que le envió un profesional de la medicina a United Healthcare, “la empresa cuyo director ejecutivo fue ejecutado”, después de la firma se negara a pagar “los medicamentos para las náuseas de un niño con cáncer en tratamiento de quimioterapia”.
La misiva dice: “Estimados imbéciles de la compañía de seguros: no puedo creer que haya llegado a esto. Tengo que quitarles tiempo a mis pacientes para informarles que son idiotas. Todo esto me provoca ganas de vomitar. Pero, por supuesto, no me atrevería a hacerlo sin la aprobación de mi compañía de seguros. Lo que me lleva al punto que me interesa: aparentemente, usted ha decidido que un niño con cáncer que recibe quimioterapia no tiene por qué tener náuseas. No pensé que estuviera recetando antieméticos innecesariamente. Obviamente, usted sabría más sobre los efectos secundarios de la quimioterapia que yo, mis colegas médicos y toda la comunidad científica, como el doctor Sidney Farber”.
Y continúa: “Supongo que mi alternativa al medicamento Zofran y la escopolamina es hacerle saber al niño que las náuseas solo están en su cabeza. Sin embargo, no me imagino que usted cubra ninguna consulta psicológica. Así que le diré solo que deje de vomitar. Gracias por esa solución tan sencilla. Estoy seguro de que les han ahorrado mucho dinero a sus accionistas codiciosos y chupasangres. Por supuesto, ése será el resultado final”.
Y concluye: “No duden en ponerse en contacto conmigo si necesitan más información sobre cuánto apestan».
La reforma del sistema de salud estadounidense fue uno de los ejes de la gestión del presidente de ese país Barack Obama, pero en el proceso de discusión la ley fue esmerilada o retrasada –las medidas se vienen aplicando en forma secuencial hace más de una década– por los intereses de los privados. Ahora entre los comentarios de quienes vieron el crudo video del asesinato hay frases como: “La codicia que provoca muertes debería ser crimen de lesa humanidad. No ensalzo la violencia ni soy partidaria de ella, pero hay casos en que es inevitable empatizar con quien la ejerce”. O: “Cuando la salud de las personas está en manos de criminales ejecutivos de aseguradoras médicas, es lo que pasa cuando esos ejecutivos matan con sus decisiones contra la vida de los pacientes, viéndolos sólo como una mercancía. Hay mucha gente enojada con tanta injusticia”. O también: “Felicito al gatillero. Cuando el capital y su cultura se hace insostenible, no queda otra cosa que ajusticiar”.