En un cuento maravilloso de Juan Sasturain, Campito, el personaje central era un ingeniero agrónomo que, en base a su estadística sobre las diferentes cosechas en las regiones productivas de la Argentina, era capaz de funcionar como un ojeador para un modesto club en busca de jugadores. La metáfora agrícola en la generación de futbolistas habla de los ciclos naturales, el trabajo, la calidad de alimentación y su impacto en el desarrollo de camadas de jugadores.
De esa ficción, podría extrapolarse a momentos futbolísticos reales de, por ejemplo, Santa Fe que supo tener en simultáneo en Primera División a Rosario Central, Newell’s, Colón, Unión y Atlético Rafaela, o Córdoba con Belgrano, Talleres, Instituto y Racing. Al menos, los ejemplos podrían haber sido el disparador de fantasía para la pluma de Sasturain.
El prolífico momento del fútbol de Santiago del Estero y sus toneladas de maíz y soja regadas con agroquímicos no tendrían la misma correlación de la ficción, aunque sí se puede mensurar con periodos de siembra que a partir del comienzo de esta década comenzaron a otorgar buenos rendimientos.
La semilla, en todo caso, fue la puesta en funcionamiento del binomio que conforman desde 2017 Claudio Tapia como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Pablo Toviggino en la conducción de un andamiaje que en poco tiempo logró germinar.
Y con Sarmiento de La Banda florece el asunto. El equipo es fácilmente apuntado porque quedó bajo la lupa que ya se posó en sus coterráneos Central Córdoba, Güemes y Mitre. Puede convertirse en el cuarto equipo santiagueño que compita en alguno de los torneos que organiza la AFA. Resume en su presente todo lo que ya se dijo de los otros y atraviesa el estigma con una amplificación en redes sociales que presenta pruebas para alimentar las polémicas.
El primer año con Tapia en la presidencia, los equipos santiagueños comenzaron a dominar la escena del Federal A. Mitre, comandado por Guillermo Raed, vicepresidente de la AFA y con peso propio en el Interior, subió el primer peldaño a la entonces B Nacional.
Al año siguiente, Central Córdoba dio el mismo paso y se instaló en la Segunda División, con una diferencia respecto a Mitre: el gobierno santiagueño que comenzaba una obra para un estadio de última generación que acompañara el incipiente crecimiento de los equipos de su provincia, apoyó económicamente al club como auspiciante.
En 2021, Güemes fue el tercer equipo santiagueño en alcanzar al Segunda División, que ya había “perdido” a Central Córdoba porque había comenzado su experiencia en la elite del fútbol argentino. Es que en 2019 el Ferroviario actualizó las fotos sepia de sus participaciones en los viejos Nacionales y consumó su ascenso a la Superliga, entonces la máxima categoría.
A siete años del comienzo de la gestión Tapia-Toviggino, un cuarto equipo santiagueño intenta sumarse la Primera Nacional: Sarmiento de La Banda aglutinó todas las polémicas posibles y tras perder la posibilidad de ascender por la reválida, tendrá su chance de medirse ante un equipo de la Primera B, el que pierda la final por el segundo ascenso entre Los Andes y Argentino de Quilmes.
Santiago del Estero se reposicionó en el mapa del fútbol grande y lo hizo a fuerza de ascensos y polémicas: a cada uno de sus equipos lo acompañaron fallos arbitrales desiguales, que parecen ser un sello distintivo como el de la siesta impostergable en la calurosa provincia. De aquel ascenso a la máxima de Central Córdoba -con final de Copa Argentina ante River incluida-, el fútbol santiagueño tuvo un crecimiento enorme.
En 2020 se terminó el estadio Madre de Ciudades, uno de los mejores que tiene el país. Los clubes santiagueños, las selecciones de fútbol y rugby y las eventuales definiciones en cancha neutral, tienen allí un escenario envidiable. Es el fruto de un convenio entre la gobernación y la AFA, con Toviggino como actor fundamental.
Si se pudiese intervenir el cuento Campito, podría decirse que en Santiago del Estero no se trata de cosechas, sino más bien del dueño de los campos… Toviggino es la máxima autoridad de la Liga de esa provincia, también lo es de todas las ligas ya que además es el presidente del Consejo Federal y, a la vez, el tesorero de AFA.
Las polémicas en finales de los clubes santiagueños
Ninguna de las polémicas que nutrieron artículos periodísticos tuvieron presentaciones formales ante el Tribunal de Disciplina. Aunque algunos dirigentes de diversos clubes y algún entrenador declararon favoritismo para equipos santiagueños, no existen denuncias.
Cuando Mitre consiguió el boleto a la segunda división, su rival –Gimnasia de Mendoza- cuestionó la labor del árbitro por la anulación de un gol, pero principalmente por haber cobrado poco a favor y mucho en contra, incluso las que reclamaban como propias.
El ascenso a Primera División en 2019 Central Córdoba fue blanco de críticas por supuesto tráfico de influencias desde el Federal con un caso paradigmático: en el pentagonal final se medía ante Estudiantes de Río Cuarto y empataba en dos goles cuando en los minutos finales los hinchas cordobeses invadieron el campo y el árbitro suspendió el partido. En la semana, el Tribunal de Disciplina del Consejo Federal decidió sancionar a Estudiantes con la pérdida del encuentro por 2-0. Ese fue su estigma.
La llegada de Güemes a la Primera Nacional tuvo un triunfo inapelable en los penales, pero una cadena de fallos arbitrales sumamente dispares que perjudicó a su rival, Villa Mitre, a lo largo del partido: un tiro libre fuera del área que debió haber sido penal; una segunda amarilla por una falta que no existió y dejó con uno menos al equipo de Bahía Blanca o una amarilla para un jugador del conjunto santiagueño que aplico un codazo y otra del mismo color para el que recibió la agresión, por reclamar una roja.
El que parece andar sin disimulo es Sarmiento de La Banda. Luego de un ascenso meteórico que en 2023 lo llevó de la Liga Santiagueña al Torneo Regional Amateur y de allí, sin escalas, a la antesala de la Liga Profesional busca ser el tercero en la Primera Nacional y lo acompañan las polémicas fecha a fecha.
Tiene, además, a un entrenador, Pablo Martel, que fue el que llevó a Güemes a la Primera Nacional, que responde en redes sociales a los hinchas de otros clubes que ofrecen pruebas de cómo los árbitros benefician a su equipo. Lo hace sin miedo al qué dirán. En este caso, el vínculo con el poder no está anclado en la dirigencia, sino en el propio director técnico que tendría un lazo muy cercano con el tesorero de la AFA.