A esta historia la escribió Dios: Costas otra vez campeón con su amado Racing. Primero dio la vuelta como mascota, después como notable jugador y ahora como entrenador. Siempre digo que el que pasa por Racing y no lo quiere es mala persona. Y Costas es el máximo representante de lo que significa el club: es humilde, sencillo, apasionado y trabajador.
Yo estuve en el momento justo para hacerlo debutar: no me cuelgo ningún mérito. Fue en un partido contra Vélez y lo metí para que marcara a Carlos Bianchi. Esa confianza le tenía. Pocos deben recordar que él trabajaba en el Correo al mismo tiempo que jugaba en la Primera del club.
Una tarde, a la salida de un entrenamiento, lo vi en la calle esperando el micro para ir al trabajo. Me acerqué, bajé la ventanilla del auto y lo mandé a la sede de Avenida Mitre para que firmara el contrato. Ahí comenzó su historia como futbolista profesional.
Luego, varios años más tarde, me lo encontré en Paraguay. Y lo primero que hizo fue hablarme de Racing, de su Racing amado.
La Academia es un justo campeón de la Copa Sudamericana. Jugó un buen fútbol a lo largo del torneo y tuvo autoridad en la Final. Se sabe que en el fútbol nadie es mejor que todos juntos y a esa fortaleza no la consiguen todos los técnicos. Costas le llega a los futbolistas por su pasión. Y les hace entender lo que es jugar por y para Racing. Felicidades a Gustavo. Y salud a todo el pueblo académico.
*Carlos Cavagnaro fue el entrenador que hizo debutar en Racing a Costas el 16 de mayo de 1982.