Las intrigas políticas sobre Cancillería que llevaron a Javier Milei a reemplazar a Diana Mondino por Gerardo Werthein

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La decisión del presidente Javier Milei de echar a Diana Mondino de la Cancillería terminó de confirmar que la cúpula del Gobierno no estaba conforme con la gestión de la ahora ex funcionaria, pero su reemplazo por Gerardo Werthein, actual embajador en Estados Unidos, y la extraña situación que se dio en Naciones Unidas con Cuba desviaron la mirada hacia las intrigas políticas que hay en el área de las Relaciones Exteriores.

Mondino estaba en la cuerda floja hacía meses. Karina Milei y Santiago Caputo, las otras dos puntas del «triángulo de hierro» del Presidente, dejaban trascender malestar con los «trapiés» de la ahora ex canciller. La hermana del mandatario y secretaria General de Presidencia ya le había intervenido virtualmente la gestión, a través de la abogada Úrsula Basset.

Además, Karina Milei también empezó a meterse en las relaciones diplomáticas. Lo hizo, por ejemplo, durante el cortocircuito con Francia por una frase de la vicepresidenta Victoria Villarruel. Ahora, además, prepara un viaje a China, clave en el mapa de relaciones internacionales del Gobierno. Esperaban que Mondino se fuera sola. La votación a favor de Cuba en Naciones Unidas fue la excusa perfecta para motorizar su salida.

Sin embargo, la presión interna que sufría Mondino por parte de la persona más poderosa del Gobierno después de Milei es solo una parte de las intrigas políticas que llevaron a su salida y que alcanzarían también a esa votación puntual. Según supo iProfesional, quien le avisó al Presidente de ese nuevo «traspié» de Cancillería fue Werthein, que se quedó con el cargo minutos después, aunque otras versiones señalan que fue la propia Karina Milei.

Javier Milei, Diana Mondino y las intrigas de Cancillería: ¿qué pasó en la votación de la ONU? 

Ciertamente, el flamante canciller Gerardo Werthein es una persona muy cercana al Presidente. En la Casa Rosada deslizan que son amigos. Esto hace que no sea extraño su designación y que se presuma que hará exactamente lo que quiere Milei: que la posición argentina en la ONU coincida con su visión ideológica personal, en contra de la injerencia de organismos internacionales y siempre en línea con Estados Unidos e Israel.

Este miércoles en la Asamblea General de la ONU la Argentina quedó a contramano de esos mismos dos países, los únicos que votaron en contra de una resolución contra el embargo o «bloqueo» de Estados Unidos a Cuba. Esto fue lo que enfureció a Milei más allá de su posición ideológica, que quedó clara en el comunicado oficial de Presidencia que sentenció que el país «se opone categóricamente a la dictadura cubana».

Sin embargo, la delegación argentina ha votado históricamente a favor de esa resolución, que no es vinculante y que ya se trató 31 veces antes, junto a un centenar de otros países. Es decir, la novedad hubiera sido que votara en contra, como probablemente hubiera deseado Milei, quien también probablemente ni siquiera estaba enterado de ese trámite diplomático.

Por ese motivo, tras anunciarse la salida de Mondino las versiones sobre una posible intencionalidad de Werthein y/o Karina Milei al avisarle al Presidente corrieron fuerte y rápido por las filas oficialistas y también por la Cancillería, donde reinaba el desconcierto y sobre todo la desconfianza ya no solo hacia el círculo cercano al mandatario, sino a lo que ocurrió en la votación de la discordia.

Tensión en la embajada ante la ONU: la antesala del reemplazo de Diana Mondino por Gerardo Werthein

La delegación argentina ante Naciones Unidas es otro de los focos de tensión e intrigas. En las horas previas al discurso que dio Milei en ese auditorio, el 24 de septiembre pasado, se hablaba de que el mandatario y también su hermana no estaban satisfechos con el embajador Ricardo Lagorio, diplomático de carrera.

Lagorio expresaba una línea más moderada y cercana a lo que se conoce como «diplomacia profesional», pero alejada del perfil que quieren darle los Milei a la política exterior. Lógicamente, las críticas que corrían por lo bajo hacia el embajador ante la ONU alcanzaban, por extensión, a Mondino.

Hace solo dos días el Gobierno finalmente desplazó a Lagorio y designó a Francisco Tropepi como nuevo representante permanente de Argentina ante las Naciones Unidas. De allí se desprenden varios datos curiosos. El primero es que Tropepi se desempeñaba hasta el momento como el número dos de Werthein en Estados Unidos. Nuevamente, el nuevo canciller aparece en la escena como una figura que ya influía en las decisiones de política exterior.

Otro punto que genera curiosidad y agita fantasmas en Cancillería es quién decidió votar de esa forma. «No sabemos lo que pasó», deslizó una fuente de esa área a iProfesional en medio del cimbronazo por el alejamiento de Mondino. Algunos señalan que Lagorio seguía en el cargo hasta fin de mes pero, de no ser así, entonces el responsable sería el recién designado por Milei, de la mano de Werthein.

Cualquiera de los dos casos serviría como muestra de la situación caótica por las internas e intrigas políticas que atraviesa a la Cancillería. En el Palacio San Martín dejaron trascender que de una forma u otra la votación en la ONU fue avalada, como siempre, por la «línea diplomática», es decir, el cuerpo de funcionarios de carrera y experiencia en ese complejo ámbito.

Las sospechas que quedaron en Cancillería y el avance de Javier Milei sobre la política exterior

En ese contexto, el interrogante más grande es por qué la Casa Rosada se enteró de todo después de la votación y espero a que ocurriera para que Mondino fuera, finalmente, desplazada de un cargo en el que el círculo más cercano al Presidente ya no la quería. En Cancillería deslizaron que el Gobierno en realidad estaba al tanto del tema, lo que agita la desconfianza sobre cómo se gestó realmente la salida de la funcionaria. 

Entre los reproches que le dedicaban a Mondino se sumó en las últimas semanas otro más, relacionado precisamente con el cuerpo diplomático: las protestas crecientes de los profesionales del Servicio Exterior por el pago del Impuesto a las Ganancias sobre el plus salarial que cobran por trabajar afuera de Argentina. Antes, ese ítem estaba exento.

Esa situación enrareció más el clima dentro de la Cancillería así como complicó la ya delicada situación de Mondino ante los ojos del «triángulo de hierro» de la Presidencia. Pero además, le agrega otro condimento a la extraña situación en torno a la votación de Argentina en Naciones Unidas y la salida de la ahora ex ministra. Además, el Gobierno anunció una «auditoría» sobre el personal diplomático. Apuntan a una cuestión ideológica, pero no deja de ser una revisión sobre un sector en conflicto.

Mondino acumulaba, igualmente, otros reproches por parte de la Casa Rosada. Algunos apuntan a sus declaraciones públicas, como cuando dijo «son chinos, son todos iguales». Hubo otras y también hubo fallas o «malos entendidos» en la gestión, el más reciente, por el uso de la palabra «Falklands» en un comunicado para referirse a las Islas Malvinas. Ese tema llevó a la ex canciller a despegarse de la responsabilidad y abrió una polémica con el Ministerio de Defensa.

De cualquier forma, en el Gobierno ya se sabía que la salida de Diana Mondino era cuestión de tiempo. Lo que sorprendió de la decisión de Javier Milei, que no demoró nada en reemplazarla con Gerardo Werthein, fue la oportunidad y el contexto de intriga política en el que se dio.

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