Boca, semifinalista de la Copa Argentina: de la violencia en las tribunas contra Gimnasia a los penales consagratorios de Brey para la primera alegría de Gago

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Cuatro penales. A la izquierda y a la derecha. Con reflejos y agilidad. Con una tarea reivindicatoria porque fue responsable del gol del empate que derivó en esta definición. Leandro Brey se puso el equipo al hombro. O entre las manos, claro. Y terminó siendo la figura del primer gran éxito de Fernando Gago. Boca debió ganarle en los noventa a Gimnasia de La Plata, pero terminó aferrado a su joven arquero, reemplazante del cuestionado Sergio Romero, nada menos. Y se clasificó a las semifinales de la Copa Argentina, instancia en la que espera Vélez, puntero del campeonato. Lo necesitaba para encarar este proceso que recién comienza con un importante impulso anímico.

El debut fue tan decepcionante que Gago necesitaba hacer cambios. De nombres, por supuesto. Pero también, de esquema. Y si hay algo que aprendió el entrenador es que su idea, por más convencido que esté, debe adaptarse al plantel con el que cuenta. En ese sentido, entendió que el 4-3-3 no era posible si quería jugar con Miguel Merentiel y Edinson Cavani, dos centrodelanteros. Entonces, plantó un 4-2-3-1, el dibujo con el que terminó dirigiendo a Chivas, con los futbolistas en sus posiciones naturales.

Los uruguayos compartieron cartel, pero Cavani fue la referencia y su compatriota se tiró unos metros más atrás. A diferencia del partido contra Tigre en Victoria, donde se desempeñó por la izquierda, casi como extremo, en la posición de mediapunta y más centrado, se conectó mucho más con el juego. Aunque la diferencia la hicieron los extremos, Brain Aguirre y -especialmente- Exequiel Zeballos.

El Changuito fue imparable cada vez que encaró. Arrancó por la derecha, aprovechando su mejor perfil, y le planteó muchas dificultades a Rodrigo Gallo. También, a Norberto Briasco, quien tuvo que retroceder para colaborar en la marca. Hubo un trabajo interesante, además, de los laterales. Aunque treparon en varios ataques, suelen cerrarse para permitir el desborde de los extremos.

Detrás de ellos, Ignacio Miramón se sintió más libre para jugar junto a Tomás Belmonte en un doble cinco que cubrió bien los espacios, que recuperó y fue una buena oposición para los mediocampistas platenses.

El gol llegó rápido. Fue a partir de una pelota parada ejecutada por Aguirre. Llegó un rechazo desde el área, Zeballos habilitó a Advíncula y el peruano pinchó un centro para Aaron Anselmino, que llegó libre y cabeceó al arco. Marcos Ledesma amortiguó, pero no llegó a bloquear el remate del pibe pampeano que jugará en Chelsea.

Boca fue directo, no acumuló tantos pases. Y casi marca el segundo con un tiro libre de Cavani apenas desviado.

Foto Seba Granata - CLARINFoto Seba Granata – CLARIN

Gimnasia, en tanto, presentó un 4-3-3 en el que se destacó por las bandas. En el medio manejaba la pelota con Augusto Max o Enzo Martínez y abría el juego para Matías Abaldo a la derecha o Briasco a la izquierda. Por momentos, profundizó. Sin embargo, nunca llegó a inquietar a Leandro Brey, que reemplazó al cuestionado Sergio Romero. Hubo centros desde los costados que terminaron en rechazos de los zagueros xeneizes o desviados.

Siempre estuvo más cerca Boca. En el final, Merentiel jugó un pase frontal y bombeado para Zeballos, pero Ledesma achicó a tiempo. En el rebote, el Changuito metió un puntazo y volvió a tapar el arquero.

El segundo tiempo se demoró por los incidentes en la tribuna y cuando arrancó, después de las zozobras, Boca entró con dos cambios que denunciaron intenciones. A pesar de su buen nivel, Aguirre le dejó su lugar a Kevin Zenón y Zeballos pasó a la izquierda. También ingresó Marcelo Saracchi por Blanco, puesto por puesto.

Y el Changuito despegó por el otro andarivel. De un desborde suyo y el centro atrás, Boca pudo haber gritado el segundo gol. Sin embargo, Cavani arremetió y con el arco libre, reventó el travesaño. Fue una posibilidad inmejorable para el uruguayo.

Entonces, Marcelo Méndez movió el banco. Y entraron muy bien Pablo De Blasis y David Salazar. Un volante con manejo y un delantero veloz. Pero Boca lo tenía contra las cuerdas a Gimnasia. De no ser por una gran tapada de Ledesma -a partir de un zurdazo de Saracchi-, lo hubiera liquidado en ese momento.

Foto Seba Granata - CLARINFoto Seba Granata – CLARIN

Hasta que llegó un tiro de esquina, ejecutó Salazar y Brey, que hasta ese instante había mostrado seguridad, falló en el cielo del área. La pelota lo superó y rebotó en Rojo, asediado por De Blasis. El gol en contra le dio el empate a Gimnasia.

Gago desconcertó con los cambios. Sacó a Zeballos, el más punzante, y entró Milton Giménez. Ya no estaba Cavani, reemplazado por Pol Fernández. Después, ingresó Nicolás Figal y Advíncula se instaló como volante.

Boca acorraló a Gimnasia, pero falló en el área. Y en el final, quedó manchado el arbitraje de Baliño, que les perdonó la vida a Castro, Garayalde -lesionó a Zenón- y a Pol Fernández. Fue bochornosa la tarea del referí.

Y llegaron los penales. Y apareció Brey en toda su dimensión. Aún cuando erraron Merentiel y Giménez, el arquero se convirtió en héroe y Boca vivió una noche de felicidad después de tantas penurias.

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