La ruptura del bloque de diputados de la UCR por las diferencias internas frente al gobierno de Javier Milei no termina de concretarse, pero es casi un hecho para todos dentro de la Cámara baja y los más atentos a ese cambio son los diputados de la bancada que lidera Miguel Pichetto, que intentan sumar a los radicales díscolos para crear un nuevo interbloque con un perfil opositor más nítido.
El sector del bloque radical que conforman los diputados alineados con Facundo Manes y Martín Lousteau, presidente del Comité Nacional de la UCR, se niegan a convivir con los cinco legisladores (Mariano Campero, Luis Picat, Martín Arjol, Federico Tournier y Pablo Cervi) que apoyan casi vertical e incondicionalmente al Gobierno.
«Son ellos o nosotros», fue el ultimátum que le dejaron la semana pasada al jefe del bloque, Rodrigo de Loredo, y al sector mayoritario de la bancada que no quiere expulsar a los «cinco libertarios», como llaman al grupo de Campero. El plazo que pusieron venció este martes, en oportunidad de una nueva y tensa reunión de bloque. El sector de Manes y la línea interna «Evolución» de Lousteau no fueron. Se reunieron por separado.
Fuentes de ese polo del radicalismo señalaron a iProfesional que siguen exigiendo la expulsión de los cinco filo libertarios y aseguran que la ruptura es «casi un hecho», aunque también aclaran que el armado de un nuevo bloque radical «sin infiltrados de Milei», como ellos mismos definieron, puede llevar algo más de tiempo. Por ahora, todo sigue igual, aunque la bancada radical es el centro de atención en la Cámara baja.
Crisis en el bloque de diputados de la UCR: ¿la ruptura será virtual o real?
Hasta ahora, esos diputados que reclaman la expulsión de los «radicales con peluca» -otro de los apodos que les pusieron- bajo la amenaza de irse ellos de la bancada UCR y hasta pelear por el sello partidario, aseguran ser 10 para armar un nuevo bloque radical. Incluso ya discuten si lo presidirá el formoseño Fernando Carbajal (del grupo de Manes) o la cordobesa Soledad Carrizo (de Evolución).
Sin embargo, adelantan que quieren «cazar descontentos en el bloque para ser más de 10», por lo que la creación formal de un nuevo bloque podría demorarse. «Va a ser un proceso, porque la idea es sumar más de 10 y la ambulancia pasa lento», indicó una fuente del espacio a iProfesional. Buscan así dejar a la bancada de De Loredo con menos de 23 diputados.
De esta manera, la ruptura sería primero virtual (algo que en los hechos ya ocurre porque suelen votar divididos) y más adelante formal, pero la decisión de abrirse está tomada y lo único que podría cambiarla es que los «cinco libertarios» se vayan. Incluso se negaron a firmar el compromiso de disciplina partidaria que propuso Julio Cobos como mecanismo para evitar la ruptura y ponerles un corset a los apuntados por su colaboración total con Milei.
«Lo que queremos es que se vayan, todo lo demás no sirve«, remarcaban en el sector de Manes y Lousteau al tiempo que señalaban que «incluso este miércoles van a ir a la Rosada, ya es demasiado, la convivencia es imposible». Así, para esta decena de diputados la ruptura del bloque era un hecho desde antes de que se concretara la reunión.
El plan del bloque de Miguel Pichetto: ¿puede nacer un nuevo espacio más opositor a Javier Milei?
Mientras el tema sobre cuándo se armaría formalmente el nuevo bloque radical se discute, los que están atentos a la ruptura son los referentes de Encuentro Federal, la bancada que encabeza Miguel Pichetto y que endurece cada vez más su postura ante el Gobierno.
Fuentes parlamentarias señalaron a iProfesional que Emilio Monzó, hábil operador político de ese espacio, empezó a sondear a los diputados del sector Manes-Lousteau para el eventual armado de un interbloque que, por su composición, sería menos «dialoguista» con el gobierno de Milei y haría sentir sus planteos en el debate de cada ley.
Y es que la «oposición dialoguista», como se bautizó al espacio de Pichetto, la UCR, la Coalición Cívica y bloques provinciales durante el largo tratamiento de la Ley Bases, empezó a achicarse hace ya algunos meses. El punto de quiebre, dicen en Diputados, fue el rechazo al DNU que ampliaba los fondos para la Inteligencia.
En Encuentro Federal conviven distintas líneas políticas, desde el liberal Ricardo López Murphy hasta la progresista Margarita Stolbizer y los socialistas santafesinos, que poco tienen que ver con un ex PRO como Monzó o un ex PJ como Pichetto. Sin embargo, la mayoría de sus integrantes empezaron a quitarle apoyo al Gobierno en las últimas semanas.
Hace algunos meses Pichetto y Monzó intentan armar un interbloque con Innovación Federal. La idea perdió fuerza porque los gobernadores que tallan en ese espacio (como el salteño Gustavo Sáenz y el misionero Hugo Passalacqua) empezaron a jugar algo más cerca del oficialismo. Ahora, los radicales «anti Milei» se presentan como una oportunidad para concretar esa demorada estrategia parlamentaria.
Reparos en la UCR y un riesgo latente para el Gobierno
La aspiración es armar con ese sector de la UCR, la Coalición Cívica y bloques que responden a otros gobernadores (miran al neuquino Rolando Figueroa) un interbloque que ronde las 30 bancas y se convierta en segunda minoría. De lograrlo, tendrían un poder determinante en la Cámara baja.
Sin embargo, la tarea no es fácil. En el sector díscolo de la UCR reconocen que no les desagrada la idea, pero deslizan que Monzó se apresura. «Hasta que no sepamos bien cuántos seríamos en el nuevo bloque radical, no podemos negociar nada seriamente con otro sector», comentó una de las fuentes consultadas por iProfesional.
Hasta que la ruptura de la UCR no se formalice en los papeles, la idea de un nuevo interbloque quedará en suspenso, aunque no es descabellada. En la Cámara baja está claro que la oposición no dialoguista ya empezó a ampliarse y que los apoyos son cada vez más difíciles de conseguir para el gobierno de Javier Milei.