En la búsqueda constante por mejorar la calidad de vida, la alimentación ocupa un rol preponderante. En este escenario, existen alimentos que, aunque desconocidos para muchos, esconden beneficios excepcionales. Uno de estos es un fruto tropical cuya incorporación a la dieta diaria puede representar un antes y un después en el bienestar físico.
Entre los alimentos que pasan inadvertidos para la mayoría se encuentran las nueces de macadamia, un fruto seco que, aunque poco popular en comparación con otros, como las almendras o las nueces comunes, ofrecen propiedades nutricionales que lo posicionan como un aliado clave para quienes buscan cuidar su salud.
Originarias de climas tropicales, las nueces de macadamia provienen del árbol Macadamia integrifolia, que crece en zonas de Australia, Hawái y Brasil. Este fruto, de cáscara dura y un interior suave y cremoso, se destaca por su sabor delicado, a menudo comparado con el de las avellanas.
Según un estudio, las nueces de macadamia son una excelente fuente de antioxidantes. Estos compuestos, como los flavonoides y los tocotrienoles, ayudan a neutralizar los radicales libres, que son moléculas inestables que pueden causar daño celular y aumentar el riesgo de enfermedades como la diabetes, el Alzheimer y enfermedades cardíacas. Los flavonoides presentes en estas nueces también combaten la inflamación y ayudan a reducir los niveles de colesterol. Además, los tocotrienoles, una forma de vitamina E con propiedades antioxidantes, podrían tener efectos protectores contra ciertos tipos de cáncer y enfermedades cerebrales.
Otro de los grandes beneficios de las nueces de macadamia es su capacidad para mejorar la salud cardiovascular. Estudios de la Universidad de Pensilvania demostraron que consumir entre 8 y 42 gramos al día puede reducir significativamente el colesterol total y el LDL (colesterol “malo”) hasta en un 10%. Otra investigación incluso mostró que una alimentación rica en nueces de macadamia puede ser tan efectiva como una dieta baja en grasas. Además, consumir entre 42 y 84 gramos diarios podría reducir marcadores de inflamación como el leucotrieno B4, un factor de riesgo de enfermedades cardíacas. Estos beneficios se atribuyen a su alto contenido de grasas monoinsaturadas, que se asocian con una mejor salud cardíaca.
Para otra investigación, las nueces de macadamia también ayudan a reducir el riesgo de síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo que incluye niveles elevados de azúcar y colesterol en sangre, y que aumentan la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2.
A pesar de ser ricas en calorías, este tipo de frutos secos pueden ser beneficiosas para la pérdida de peso. Su contenido de proteína y fibra reduce el apetito y aumenta la sensación de saciedad. Además, gran parte de las grasas presentes en las nueces no se absorben completamente durante la digestión, lo cual implica que podrían aportar menos calorías de lo esperado. En un estudio japonés, mujeres jóvenes que consumieron pan con 10 gramos de nueces de macadamia diariamente perdieron peso.
Incorporar las nueces de macadamia a la dieta diaria es muy sencillo ya que este fruto es versátil y se adapta a diferentes formas de consumo. La mejor opción es consumirlas crudas, aunque tostadas también son una buena alternativa. También, se pueden consumir como snack, añadir molidas sobre sopas y platos calientes, o incluso utilizarlas en lugar de crutones en ensaladas. Además, pueden ser remojadas y molidas para hacer queso o leche sin lácteos, o usarse como base para diversos postres. Para conservarlas, es ideal almacenarlas en un recipiente hermético a temperatura ambiente durante uno a cinco meses, o en la heladera, donde se pueden mantener frescas hasta por un año.
Cabe destacar que, antes de sumar cualquier nuevo alimento a tu dieta, es fundamental que consultes con tu médico de cabecera.
Otros frutos secos que tienen beneficios
Existen muchos otros frutos secos que ofrecen una amplia variedad de beneficios para la salud. Según un artículo publicado en Mayo Clinic, el consumo regular de estos alimentos está asociado con la mejora de la salud cardiovascular y la reducción de enfermedades crónicas, gracias a su alto contenido de antioxidantes y grasas saludables.
LA NACION