Los fuertes tarifazos en la luz y el gas a lo largo de este año vienen siendo motivo de malhumor social para sectores medios y bajos empobrecidos y pymes y comercio al borde de la línea de flotación. El Gobierno avanzó todo lo que pudo en la reducción de subsidios y no hizo una quita total porque sabe que no hay margen de parte del bolsillo ni de los costos de las pymes para soportar más de lo que hasta ahora hubo.
El Ministerio de Economía básicamente aplicó cambios en el esquema energético que tuvieron impacto de lleno. Se trata de la actualización de los precios mayoristas de la electricidad y el gas, el reconocimiento de fuertes mejoras de ingresos para distribuidoras y transportistas y conjuntamente un recorte del nivel de consumo subsidiado por parte del Estado nacional. La megadevaluación del verano pasado junto al recorte de subsidios hizo subir fuertemente las boletas.
El impacto no solo fue sobre los hogares, en donde la suba de tarifas recorta otras posibilidades de consumo, hasta incluso de alimentos. La medida también tiene fuerte impacto en las pymes, que no solo deben abordar la caída de las ventas sino también la suba de los costos.
El caso más sensible se está dando en el sur del país. «Río Negro, Neuquén y Mendoza tienen las tarifas más caras de todo el país. Una vez y media más cara que la media nacional, 5 veces más que Santa Cruz, 8 veces más que La Rioja. Perder puestos de trabajo es trágico, es complicada la situación”, dijeron desde la Federación de Entidades Empresarias de Río Negro, que impulsa un amparo contra los tarifazos.