La lucha de Juan Ignacio Londero: superó la pesadilla de la depresión, una lesión maldita y quiere reinventarse en el Challenger de Buenos Aires

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Juan Ignacio Londero está contento. Se nota, incluso detrás de ese semblante relajado que siempre tiene afuera de la cancha. Está tranquilo y enfocado en un nuevo proceso de reconstrucción, después de vivir una pesadilla por una lesión en el hombro derecho, que no lo dejó competir con regularidad durante dos temporadas y media y lo forzó a pasar por el quirófano en noviembre del año pasado. Una pesadilla que le costó mucho dejar atrás y que, aunque arrancó como una lucha física, se extendió tanto en el tiempo que terminó transformándose también en una batalla mental. El Topito nunca bajó los brazos y finalmente ganó la guerra. Hace dos semanas volvió a jugar, tras una inactividad absoluta de más de un año. Y aunque lo hizo con muy buenas sensaciones, sabe que le queda mucho por recorrer para “volver a ser”.

“Hoy estoy bien, terminando de recuperar el hombro. No estoy al cien por ciento todavía, pero me está permitiendo jugar torneos. Creo que la recuperación total la voy a lograr compitiendo. Hace un mes atrás ni siquiera estaba sacando y en las últimas dos semanas jugué siete partidos. Anímicamente también estoy muy bien”, resumió en charla con Clarín en el Challenger de Buenos Aires, que se juega esta semana en el Racket Club.

Londero viene transitando un camino familiar. Tras un 2019 soñado -gritó campeón en Córdoba, torneo al que llegó sin triunfos ATP, alcanzó los octavos de Roland Garros, jugó la final de Bastad y fue 50° del ranking-, los duros meses de la pandemia y la falta de resultados tras la reactivación del circuito lo hicieron entrar en un pozo en 2021. Sufrió depresión, sintió que le faltaba “esencia” y perdió el rumbo. Logró levantarse, pero cuando empezaba a reencontrarse dentro de la cancha, en 2022 su cuerpo le puso otra piedra en el camino.

“Al principio lo más difícil era no saber qué me pasaba en el hombro. Estuve desde marzo de 2022 hasta noviembre de 2023 intentando recuperarlo. Probé todo tipo de terapias. Consulté con quiroprácticos y kinesiólogos, con tailandeses, chinos y japoneses. Me clavé agujas en todas partes del cuerpo, agujas con corriente, me infiltré dos veces. Recién antes de la operación, me hice un estudio de imágenes más claras que mostró que el músculo supraespinoso estaba roto. Y ahí surgió el tema de la cirugía. El médico que me operó en Roma me dijo que era eso o no jugar más”, relató.

Y continuó: “Ese proceso fue muy largo. Estas lesiones se recuperan en cuatro o cinco meses generalmente; yo estuve dos años y medio. Y se transformó en un tema mental. Es que si nos ponemos a analizar profundo, siempre en la cabeza está todo. Durante la pandemia, explotó el tema de la salud mental. Muchos deportistas empezaron a hablar más de eso y creo que fue porque muchos sufrimos con ese tema. Yo creo que también puede ser uno de los factores de las lesiones. La depresión es muy profunda a nivel emocional y en el cuerpo. Y no descarto que a raíz de eso pueda haber aparecido mi lesión. No digo que fue eso, pero si tengo que hacer una lista de cosas que podrían haber influido, lo anoto”.

-¿Cuál fue la clave para ganar esa batalla?

-Un trabajo mental grande. Primero, ir pensando más en el día a día y no tanto a futuro. Porque cuando pensás en el futuro, aparecen las ansiedades, que igual estaban, pero que puede controlar mejor. Fue importante el trabajo que hago con mi psicólogo desde hace más de diez años y también la meditación y el yoga, que me ayudaron a mantener la cabeza más ordenada. Desde 2017 venía practicando yoga y meditación de manera intermitente. Y este último año y medio, lo empecé a hacer tres veces por semana, como un entrenamiento más. Me pone muy contento haberlo hecho porque empecé a notar cambios cuando arranqué a hacerlo regularmente. Descubrí una nueva herramienta de trabajo.

-¿Dónde viste el cambio?

-Con el yoga, empecé a notar más mi físico, a tener noción y registro de partes de mi cuerpo que no sabía que existían; más allá de la ganancia física que me dio a la hora de las aperturas de las piernas y del hombro. Y la meditación me ayuda con la respiración, la energía, todo ese tipo de cosas. Siento que me sirvió, me ayudó mucho y hoy es parte de mi vida.

Londero reconoció que pensó en tirar la toalla varias veces. “Se me empezó a caer el pelo, comencé a notar cambios en mí, en muchos aspectos, sobre todo justo antes de la operación. Y en varios momentos dije basta, no va más, no tengo más ganas de pasar por esto”, reconoció.

«En el yoga y la meditación encontré nuevas herramientas de trabajo», dijo Londero. Foto Prensa Challenger de Buenos Aires

-¿Qué hizo que no te rindieras?

-El entorno pesa mucho. Mi equipo de trabajo siempre me tiraba para adelante. Mi familia, mis amigos y mi novia con su apoyo constante. Y la conexión que tengo con mi perra, ese amor animal… Y el día a día me mantenía motivado. No era fácil, sobre todo en el tramo final era difícil levantarse todos los días y estar motivado. Pero intentaba sumar de todos lados y de todas partes me iba agarrando.

-Saber que tenés con qué llegar al top 50, ¿es una motivación extra o genera ansiedad para acelerar el proceso?

-Recién estoy volviendo y no estoy ansioso. Pero no descarto que aparezca más adelante. Hoy me deja tranquilo saber que ya lo logré en su momento y lo puedo volver a lograr. Es ir día a día, torneo a torneo, partido a partido. Sabiendo que me quedan unos cinco o seis años de carrera y eso es un tiempo largo, pero también corto. Porque los años se pasan muy rápido. Y creo que puedo encarar este proceso con una madurez diferente. Tengo 31 años y la edad te va ayudando también con la experiencia, las cosas vividas y los recuerdos.

-¿Se extraña el top 50?

-Un montón, porque cuando uno empieza este camino en el tenis o en cualquier deporte, quiere llegar a la elite. Y la elite tiene cosas muy duras, pero también muy lindas. El reconocimiento de la gente, poder jugar en estadios espectaculares con grandes rivales, viajar a torneos que son muy lindos, conocer lugares espectaculares… Se extraña un montón. Y yo lo sigo extrañando porque todavía tengo un proceso largo para volver.

-Más allá de que ya empezaron a aparecer los resultados, ¿volviste a disfrutar del tenis?

-Es difícil disfrutar dentro de la cancha. Este es un deporte muy estresante. Si hasta ves a los mejores, como Nadal o Djokovic, y se nota que están tensos. Y yo me sigo estresando cuando juego, tengo los mismos miedos de cuando estaba 50, 90, 130 o 200 del mundo. Pero estoy tratando de disfrutar afuera de la cancha. De volver a la competencia, venir a un club y compartir con jugadores, volver a las rutinas que tenía cuando entrenaba, cuando entraba en calor. Eso sí lo estoy disfrutando más, tomándolo con mucha más tranquilidad.

«Es difícil disfrutar dentro de la cancha. Pero hoy estoy tratando de volver a disfrutar afuera de la cancha», contó Londero en el Challenger de Buenos Aires. Foto Prensa Challenger de Buenos Aires

-¿Cómo te gustaría cerrar el 2024?

-En el fondo me encantaría poder sacar muchos puntos antes de fin de año o ganar un torneo. Pero la realidad es que me gustaría terminarlo sano y compitiendo. Y poder arrancar el año que viene de la misma manera.

La evolución de las últimas semanas

Duró poco la aventura de Juan Ignacio Londero en el Challenger de Buenos Aires. El cordobés, que entró al torneo gracias a una invitación de la organización, perdió por 6-4 y 6-4 con el francés Enzo Couacaud, 213° del ranking, en la primera ronda. Pero más allá de la caída, haber jugado en el Racket fue un paso más en su camino de recuperación.

El Topito pasó 367 días sin pisar una cancha después de retirarse en la segunda ronda del Challenger de Santa Cruz de la Sierra, el 14 de septiembre del año pasado. El problema en el hombro -que lo molestó con diferentes dolencias entre 2022 (se perdió el segundo semestre) y 2023 (jugó solo seis certámenes)- lo mantuvo inactivo durante un año. Volvió a competir hace dos semanas -el 15 de septiembre- en el Challenger de Cali en el que superó la qualy, alcanzó los octavos de final y consiguió 10 puntos que le permitieron aparecer otra vez en el ranking, en el 1085° escalón.

Hace algunos días, llegó a cuartos en el certamen de Antofagasta, también perteneciente al segundo circuito de la ATP, en el que ingresó como invitado, y consiguió 14 unidades más, que lo meterán de nuevo entre los mil primeros. En la próxima actualización aparecerá 824°. Sin cosecha en Buenos Aires, buscará seguir avanzando en Villa María, otro challenger que se jugará la semana que viene y para el que también recibió una wild card.

Por otro lado, en otro de los partidos de primera ronda del cuadro principal del certamen porteño, Federico Coria, 93° del mundo y máximo favorito, fue de menos a más y derrotó por 5-7, 6-1 y 6-2 al ecuatoriano Álvaro Guillén Meza, 261° de la clasificación. Además Juan Bautista Torres, otro de los invitados del certamen, venció por 6-2 y 6-4 a Juan Pablo Ficovich en un duelo albiceleste.

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