El ex tenista sueco Peter Lundgren, que fue entrenador del suizo Roger Federer y llevó a la gran leyenda a la cúspide, murió a los 59 años, anunció este viernes su hijo Lukas, en las redes sociales. “Desgraciadamente, uno de los más grandes nos ha dejado mucho antes que lo que debía hacerlo. Un entrenador, un jugador, un amigo y un padre”, escribió Lukas en Facebook, añadiendo una fotografía de su padre junto a Federer y a otro suizo al que entrenó, Stan Wawrinka. Además, Peter condujo a otras figuras del tenis, como Marcelo Ríos, Marat Safin y Grigor Dimitrov.
Lundgren, que como jugador ganó tres torneos de ATP, llegó a ser número 25 del ranking mundo en 1985, en una época en la que el tenis sueco brillaba con Mats Wilander y Stefan Edberg, que sucedieron al icónico Bjorn Borg.
“Peter Lundgren era una persona extraordinaria, de un corazón enorme y mucho humor”, comentó Borg en declaraciones al diario Aftonbladet. “Todos lo adoraban. El tenis mundial lo extrañará”, apuntó el ex número 1. Después de su carrera como tenista, Lundgren se dedicó a labores técnicas y preparó a Federer entre 2000 y 2003. El suizo ganó en esa etapa diez certámenes de ATP y su primera estrella de Grand Slam, Wimbledon 2003.
Bajo el mando de Lundgren, Roger logró su primer gran éxito en el tenis profesional en Londres, su segunda casa. Ese hito marcó el comienzo de una era de dominio que llevó al genio a convertirse en uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. Antes de ese triunfo, Federer había mostrado destellos de su talento, pero carecía de la consistencia y la fortaleza mental imprescindibles para dar el salto a la gloria.
El entrenador sueco tomó nota de esa necesidad, transformó la mentalidad de su pupilo, dotándolo de más energía para manejar la presión en los momentos decisivos y superar su tendencia a perder el control emocional en partidos importantes, algo bastante común cuando el suizo era joven. Federer, en varias entrevistas, reconoció el impacto que tuvo Lundgren en su carrera, señalando que su enfoque calmo y su capacidad de darle confianza fueron cruciales en su desarrollo como jugador.
Años atrás, el sueco abrió su corazón y reveló detalles poco conocidos de su relación con el suizo. “Nunca es fácil trabajar con un tenista pero, en ese momento, Roger era un joven muy talentoso, quizás un poco vago. Tenía algunos problemas de concentración, además de que todavía no estaba físicamente preparado. Las cosas comenzaron a suceder muy pronto porque él siempre quiso ser el mejor y vio que tenía potencial como para lograrlo. La verdad es que era una persona con la que se hacía difícil trabajar, pero tiene un gran corazón y es un buen tipo. Creció muy rápido hasta convertirse en el gran embajador del tenis que es hoy en día. Estoy muy orgulloso de todo lo que consiguió”, sostuvo Lundgren en una entrevista.
Juntos fueron creciendo, evolucionando, hasta alcanzar la cúspide. “Wimbledon 2003 fue un momento muy especial para los dos. Siempre quise ganar ese torneo, desde que empecé a jugar al tenis, pero como jugador llegué hasta los octavos de final, lo cual no está mal. Como entrenador sí conseguií ganarlo, algo que me hizo muy feliz. Para Roger, ese título de campeón era lo que todos esperaban de él. Incluso resultó un alivio”, contó el preparador.
El discurso de Roger Federer como campeón de Wimbledon por primera vez
En octubre de 2023, Lundgren sufrió una amputación en el pie y parte de la pierna izquierdos y pasó internado algunos meses. “Sucedió debido a la infección que tuve y mi tobillo roto, que no se curó debido a mi diabetes del tipo 2, ya que tengo mala circulación. Pero ahora estoy bien otra vez. Mi rehabilitación comenzará pronto y sólo es cuestión de darle el hierro ya”, escribió en ese tiempo.
Menos de un año más tarde, deja un legado enorme, del cual uno de los más grandes de la historia tomó nota.
LA NACION