La atención que el presidente Javier Milei puso en las últimas horas sobre la denuncia contra el ex presidente Alberto Fernández es parte de un cambio en la estrategia de comunicación que el Gobierno definió en las últimas horas y que busca explotar al máximo el escándalo para hundir al kirchnerismo y arrebatarle el rol de principal antagonista al PRO.
Cuando el escándalo explotó la semana pasada, luego de que la ex primera dama Fabiola Yañez denunciara a Fernández por violencia de género, en la Casa Rosada decidieron abrazar el tema con críticas al ex presidente y una expresión de solidaridad con la víctima, pero sin meterse mucho en el tema para no entrar en un «carancheo» político muy evidente.
Sin embargo, esa línea cambió radicalmente en las últimas horas y fue algo calculado, según confirmaron fuentes de la Rosada a iProfesional. En el Gobierno entienden que el tema les sirve para la «batalla cultural» que quieren dar los libertarios, contra el kirchnerismo como referencia principal, pero contra todo discurso de centro-izquierda como objetivo de fondo.
Incluso el nuevo discurso oficial sobre el escándalo intenta ahora sacar a Yañez del lugar de «víctima», como mostraron el vocero presidencial, Manuel Adorni, y el propio Milei, que se subió a la avalancha de críticas, señalamientos y «memes» contra Alberto Fernández en las redes sociales.
¿Cómo es el cambio de estrategia de Javier Milei frente al caso de Alberto Fernández?
La extensa publicación que hizo Milei en la red social X sobre el caso de Alberto Fernández y Fabiola fue parte de ese cambio de estrategia comunicacional. El Presidente repasó punto por punto los detalles del escándalo, desde la «corrupción en la contratación de seguros» -investigación que destapó el escándalo- hasta la «infidelidad» acusada por Yañez.
Además, hizo referencia al «contrato cuya contraparte final era el Estado» que habría beneficiado a Tamara Pettinato, a quien mencionó como «tercera en discordia» y calificó esto directamente como «prostitución». El Presidente no dejó ningún aspecto escabroso sin tocar y explotó a fondo todo lo que arrojan los llamados «trolls» libertarios de la red social X.
Esto no fue casual, dado que en la Casa Rosada están muy al tanto del manejo de las redes sociales y de los usuarios que hoy solo hablan del escándalo, según deslizaron a iProfesional fuentes de la Rosada.
«Cuando hablamos de la batalla cultural también son estos temas», destacó una de las fuentes que confirmó el cambio de estrategia. El objetivo de este nuevo plan de comunicación es aprovechar el caso de Alberto Fernández para machacar sin pausa sobre «la hipocresía progresista».
El ataque directo al kirchnerismo funciona como una parte central del método. La idea de Milei y su equipo de comunicación es poner el foco en que Cristina Kirchner eligió a Fernández y, por lo tanto, todo ese espacio político es «complice».
En esa categoría, Milei incluyó también a Yañez, al afirmar la violencia que denunció «no quita que haya sido cómplice de muchas de las aberraciones del gobierno espantoso del kirchnerismo«. Adorni repitió el mismo argumento. La idea del Gobierno es no perdonar a nadie que haya integrado la gestión anterior y, en definitiva, sea parte del «progresismo».
La «batalla cultural» contra el kirchnerismo: ¿un problema para el PRO?
Esa es la verdadera «batalla cultural» que intenta encabezar Milei, quien concentró su actividad en las redes tanto en Alberto Fernández como en exaltar que Elon Musk y el candidato republicano a presidente de Estados Unidos Donald Trump hablaron de él públicamente como «un ejemplo» de lo que se debe hacer con el Estado.
Pero el objetivo del gobierno de Milei es más amplio. Por un lado, el escándalo fue aprovechado por el Presidente para renovar sus críticas a «los medios» y a distintos periodistas, algo que se vuelve cada vez más frecuente. Pero además, detrás de esa «batalla cultural» también asoma la tensión que existe con el PRO de Mauricio Macri por el hecho de que el partido amarillo comparte votantes con La Libertad Avanza.
La nueva estrategia de comunicación en torno al caso de Alberto Fernández también parece apuntar en esa dirección, con la mira puesta en las elecciones del año próximo, dado que los libertarios intentan ocupar el lugar de antagonista principal del kirchnerismo que hasta ahora era patrimonio exclusivo de Juntos por el Cambio y más precisamente del PRO y Macri.
En esa especie de pelea por la identidad, los diputados del PRO más cercanos a la ministra Patricia Bullrich y, por lo tanto, a la idea de una «fusión» con el espacio de Milei impulsaron el proyecto para sacarle la pensión de privilegio a Alberto Fernández sin coordinar el tema con el sector del bloque que está alineado con Macri. Milei apoyó públicamente la iniciativa. El expresidente, por su parte, es uno de los pocos dirigentes que no se expresó abiertamente sobre el caso de Fernández. Solo dijo al pasar -y escueto- que «es todo muy triste» cuando le preguntaron por el tema el lunes, al finalizar una cumbre partidaria.
¿El Gobierno puede eclipsar una posible derrota política?: los problemas que le esperan en el Congreso
A esto se le suma una coyuntura que aparece cada vez más complicada para Milei. Y es que mientras la Casa Rosada abona el escándalo de Fernández en el Congreso, crece por estos días el riesgo de que el Gobierno sufra dos derrotas políticas fuertes, como mínimo.
El bloque de diputados de Miguel Pichetto, cuyos votos son clave para el oficialismo, empieza a retirarle su apoyo al Gobierno y ahora empuja el rechazo al decreto de necesidad y urgencia (DNU) con el que Milei amplió en $100.000 millones los «gastos reservados» del Servicio de Inteligencia (SIDE). Pidieron sesión para el jueves con ese fin.
El mismo día se prevé que sesione el Senado para tratar el proyecto de la oposición que modifica la fórmula de movilidad para las jubilaciones y establece un aumento adicional para los haberes, un tema muy sensible que Milei amenazó con vetar por entender que «rompería» con su plan de equilibrio fiscal.
Mientras el Presidente apunta los focos sobre Alberto Fernández, sus alfiles políticos intentan evitar ese escenario y alcanzar un acuerdo con la oposición dialoguista para hacerle cambios al proyecto, moderar su costo fiscal y, de paso, devolverlo a la Cámara de Diputados para demorar así la sanción de la ley definitiva y evitarle a Milei el costo social de vetar un aumento para los jubilados.
Todos estos temas hoy pasan por afuera del radar de los medios y de las redes sociales, pero en el Gobierno saben que la posibilidad de una fuerte derrota política los acecha. Ahora está por verse si el escándalo de Alberto Fernández y la explotación del tema por parte de Javier Milei puede opacar el nuevo revés para el oficialismo que se cocina en el Congreso.