Julia Broda e Ignacio Granados son de Rafaela y Rosario. Siempre soñaron con recorrer el mundo y lo lograron a través de una propuesta que les llegó por Facebook. Ya llevan ocho años de travesía juntos.
Cuando su primer viaje a Asia estaba por terminar, Julia Broda (34) e Ignacio Granados (43) tenían poca plata y cero ganas de regresar a la Argentina. Una búsqueda en Facebook les ofreció una solución: cuidar la casa y las mascotas de viajeros desconocidos. Desde entonces, la pareja se ahorró alrededor de US$15.000 en hospedaje y recorrió más de siete países con este tipo de voluntariado.
Esta historia de amor entre ellos -y por los viajes- empezó en 2010, cuando Julia llegó a Rosario para estudiar Ciencia Política y conoció a Ignacio a través de unos amigos en común. Después de un año de amistad, formalizaron su noviazgo y crearon juntos el proyecto de conocer el mundo.
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Él se enfocó en el hostel que era dueño, mientras que ella completaba la licenciatura. El momento de abordar el primero de tantos aviones llegó en 2016. “Tuve el pasaje antes de tener la presentación del trabajo final”, recuerda Julia en diálogo con TN.
El destino fue Boloña, en Italia, “porque el pasaje era muy barato”, explica. La idea era viajar un año y volver a la Argentina.
Julia e Ignacio cuentan en sus redes sociales cómo viajar haciendo house sitting. (Video / Foto: Instagram @unviajedeidaa).
Julia resumió ocho años de viajes en una llamada desde Dinamarca, mientras que Ignacio cuidaba otra casa en la provincia de Córdoba.
Los ahorros para conocer Europa terminaron en menos de lo que habían planificado, así que se postularon para una visa de trabajo en Nueva Zelanda, donde se quedaron un año más.
Después, emprendieron el recorrido por Asia: Malasia, Myanmar, Vietnam, Laos, Camboya e Indonesia. En esta última parada, Julia encontró en Facebook la oportunidad de extender la aventura y ahorrar a través de una actividad que se llama house sitting o cuidado de casas.
House sitting
Con la ayuda de una amiga, ella creó un perfil detallado en inglés para postularse en un grupo de la red social. La primera oferta llegó de una pareja estadounidense, radicada en Tailandia, que iba a viajar a su país y necesitaba cuidadores para sus gatos Linus y Luna.
“El house sitting es un sistema de intercambio por el cuidado de mascotas. Depende del dueño si te deja comida o si te paga. Todo lo demás se lo tiene que pagar uno”, explica Julia. Siempre les recuerda a los interesados que siguen sus redes (@unviajedeidaa) que son muy pocos los casos en los que los dueños pagan por el cuidado de las mascotas. “Lo más importante es saber que no es alojamiento gratis, sino cuidado de mascotas. Si no te gustan las mascotas, no lo hagas”, advierte.
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Si bien la primera experiencia de la pareja santafesina llegó a través de Facebook, existen diferentes páginas dedicadas al house sitting, como Trusted House Sitters, que acepta postulaciones de todo el mundo. Además, países como Australia y Nueva Zelanda tienen páginas propias para estos intercambios.
En todas las páginas es necesario pagar suscripción, que ronda entre los US$70 y US$130 anuales. Cada persona debe crear un perfil muy detallado, en el que es indispensable “no mentir”. “La honestidad al 100% en todo. Decir si no hablas inglés o si fumas”, señala Julia.
Lo más importante es que las personas deben tener conciencia de que van a cuidar un lugar ajeno y por eso, el cuidado y la limpieza es imprescindible. También es necesario tener referencias. Para quienes no tengan experiencia en house sitting, pueden presentar referencias externas, de amigos, jefes o colegas.
El postulante también debe tomar en cuenta las reglas de estadía de cada país. Por ejemplo, tener visa para cuidar las casas en los países que la requieran, y el tiempo de permanencia permitido para ofrecer un servicio de house sitting.
Si los dueños seleccionan a la persona, generalmente le piden hacer una videollamada. Cuando son países donde no se habla español, manejar el inglés es un punto a favor porque permite una conversación fluida en la que se aclaran todos los detalles en ambas partes, como las necesidades de los animales.
Julia cuidó a un gato de 20 años que sufría de epilepsia, pero cuando le dio una crisis, ella ya tenía todas las instrucciones para cuidarlo.
La segunda experiencia tuvo lugar en Australia. Para subsistir, les consultaron a los dueños si podían trabajar, así que balanceaban el tiempo entre el cuidado de las mascotas y un empleo. Por eso, eligen principalmente gatos, porque son más independientes y no necesitan compañía constante o salir a pasear, aunque sí cuidaron algunos perros.
El tiempo para conocer la ciudad donde están también debe organizarse, y la pareja siempre prioriza el cuidado de las mascotas.
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Los animales más curiosos que se atrevieron a cuidar fueron un par de gallinas. Sin embargo, Julia asegura que en las plataformas hay opciones para cuidar desde caballos hasta serpientes.
La pareja llegó a hacer trabajos en algunos países donde cuidaron mascotas, pero desde hace poco más de un año se dedican exclusivamente a la creación de contenido para sus redes y para otras cuentas sobre turismo. En algunos intervalos también hicieron voluntariado y couchsurfing (se quedaban en casas de locales), lo que les permitió recorrer alrededor de 30 países desde que partieron desde Santa Fe en 2016.
Además, hicieron una travesía en motorhome desde 2019 hasta 2023, que turnaron con algunos períodos de house sitting en el camino, y con una parada en Qatar para ver a la Selección en el Mundial.
Gracias al house sitting, asegura Julia, ahorraron aproximadamente US$15.000 dólares en hospedaje en estos ocho años. Algunos de los países donde cuidaron mascotas son México, Estados Unidos, Australia e incluso en varias provincias de la Argentina. “Cuidamos más de 50 mascotas en más de 30 casas”, enumera.
“El house sitting fue lo que nos permitió seguir viajando, porque hay buscar formas de hacerlo más barato. Es agotador llevar la mochila todo el tiempo puesta y buscar en la computadora a dónde ir demanda un montón de tiempo. Veníamos cansados de compartir alojamiento y gastamos mucho en eso”, confirma.
Para ella, “la experiencia fue increíble” y coincide con su pareja en que desean seguir con los viajes. La única desventaja es despedirse de las mascotas, como señala en sus redes.
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“Me pasa de haber conocido tantos lugares que me genera un poco de adicción. Me gustaría quedarme quieta y tener sueños tradicionales, pero cuando viajas te das cuenta de que nada es tan imposible y que hacemos todo lo que nos proponemos. Nuestra experiencia fue increíble y las personas que conoces son las que hacen el viaje”, resalta.
Para quienes piensen en sumarse a este estilo de viajes por primera vez, la pareja ofrece muchos consejos en sus redes. Una de sus recomendaciones es postularse en países donde sea más común esta actividad, como en Australia y Nueva Zelanda. Si no tienen experiencias, es mejor cuidar casas con más animales o que necesiten un cuidado extra, ya que son candidatos con pocas solicitudes. Las plataformas, asegura Julia, son organizadas y transparentes.