Leda Bergonzi, la sanadora rosarina, fue invitada a “La Noche de Mirtha Legrand” el sábado 3 de agosto, donde compartió su experiencia y habló sobre su don de sanación.
Todos los martes, los feligreses asisten a la Catedral de Rosario con la esperanza de ser tocados por el don divino de Leda Bergonzi, una mujer que hace nueve años recibió los carismas de la liberación y la sanación de la Iglesia Católica. Este sábado 3 de agosto, fue invitada al programa “La Noche de Mirtha Legrand”, donde compartió su experiencia y habló sobre su don de sanación.
Quién es Leda, la mujer que realiza imposición de manos en Rosario
Leda Bergonzi es una rosarina de 44 años, conocida como sacerdotisa, aunque es laica y no tomó ningún voto religioso. No viste túnicas ni velos, solo jeans y blusas blancas. Lleva una vida común: trabaja, está casada, tiene cinco hijos y una nieta.
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Celebra sus misas de sanación junto a su grupo de oración, Soplo de Dios Viviente, que la acompaña con alabanzas antes del momento de imposición de manos. La catedral recibe a cientos de creyentes que esperan pacientemente a que ella se les acerque, los toque, ore y les hable en lenguas.
Testimonios de los fieles de Leda
Leda asegura que recibió “un don de Dios”. “Dios sana. Yo simplemente soy igual que todos ustedes. Dios primero me rescató a mí y hoy yo salgo a donarme por él, pero creo que puede pasarle a cualquiera”, afirmó. “Me parece que lo más importante es poder comunicarle a la gente que Dios está en medio nuestro”, agregó.
Los asistentes confirmaron a eltrece que sus dolencias desaparecieron. Un hombre que acudió a ella porque había perdido la vista de un ojo contó, sorprendido, que al momento en que le hizo imposición de manos, inmediatamente comenzó a lagrimear. “Es increíble lo que pasó”, dijo.
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Impacto de las misas de sanación de Leda
Ante la pregunta sobre qué sentían al estar frente a ella, casi todos los entrevistados coincidieron en que lo veían como un momento único y se quedaban completamente paralizados, sin poder creerlo. “Yo no le pude ni hablar directamente”, mencionó una de las fieles. Entre lágrimas, otra mujer entrevistada agregó: “Es como estar en manos de Dios, yo lo siento así. Me dio un mensaje hermoso. Me sanó”. “Es un antes y un después. Se siente en el pecho, en el corazón”.