El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró su proyección para la economía argentina en 2024, al estimar que el PBI caerá 3,5 por ciento, en una nueva actualización del informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés).
El panorama previsto por el organismo para la actividad económica del país este año evidencia una profundización de la recesión, al pasar de una contracción del 2,8 por ciento pronosticada en abril a una actual del 3,5 por ciento. En cuanto a la proyección para el 2025, el reporte mantuvo el crecimiento esperado en torno al 5 por ciento.
Si bien el informe no dio nuevas precisiones en materia inflacionaria, en la conferencia donde se presentaron los datos funcionarios del Fondo hicieron mención a la desaceleración del IPC y estimaron una mejora en la variación de precios anual al ubicarla en 140 por ciento para 2024, frente a la prevista en abril que marcaba 149,4 por ciento.
La visión del FMI
Respecto del derrape de la actividad económica, la subdirectora del Departamento de Investigación, Petya Koeva Brooks, dijo que “mirando adelante, incluso en los próximos trimestres, esperamos que el crecimiento rebote, porque vemos los efectos del ajuste fiscal, el retorno de la confianza y el aumento de los salarios».
Dicha caracterización contrasta con los análisis de economistas locales provenientes de diferente tradición académica, que coinciden en advertir que hasta ahora no se vislumbra la recuperación y que incluso ésta se ve ensombrecida por las tensiones cambiarias y los problemas de empleo, que ponen techo a las mejoras salariales.
En relación a la inflación, el Consejero Económico y Director del Departamento de Estudios, Pierre-Olivier Gourinchas, dijo que “todavía es un número alto, pero también inflación secuencial está bajando bastante rápido a través de medidas muy fuertes que han sido implementadas por las autoridades en el país”.
El índice de precios al consumidor de junio (4,6 por ciento) fue superior al de mayo (4,2 por ciento) y con ello quebró la tendencia de desaceleración registrada desde el pico del 25,5 por ciento autoinflingido con la megadevaluación de diciembre. El Gobierno confía en que el apretón monetario y el ajuste fiscal permitirán retomar el camino de la desinflación. Sin embargo, los datos de julio todavía no son claros, a raíz del impacto de la suba de la brecha cambiaria entre el dólar paralelo y el oficial.
Perspectivas globales
En relación a las perspectivas trazadas para la economía global, el FMI proyecta que «el crecimiento mundial estará en línea con el pronóstico de Perspectivas de la economía mundial (WEO) de abril de 2024, de 3,2 por ciento en 2024 y 3,3 por ciento en 2025”.
El organismo advirtió que “la aceleración de los precios de los servicios está frenando los avances en materia de desinflación, lo que está complicando la política monetaria” y sostuvo que “los riesgos al alza para la inflación aumentaron, incrementando así la perspectiva de tasas de interés más altas durante un período aún más largo en un contexto de crecientes tensiones comerciales y mayor incertidumbre política”.
Por el lado de los pronósticos para la región, el reporte reflejó un empeoramiento, al detallar que para América Latina y el Caribe espera un alza de 1,9 por ciento del PBI, mientras que en abril estimaba un repunte de 2 por ciento. Justamente, ese deterioro se explica por el impacto de los cambios a la baja en la situación de Argentina.
Para Brasil, la mayor economía de América del Sur, “el crecimiento se ha revisado a la baja para 2024, hasta un 2,1 por ciento, reflejando el impacto a corto plazo de las inundaciones», indicó el FMI. «Sin embargo, el crecimiento se ha revisado al alza en 2025 para Brasil para reflejar la reconstrucción después de las inundaciones y factores estructurales de apoyo (por ejemplo, la aceleración de la producción de hidrocarburos)”, agregó.