La Argentina se encuentra en el podio de los principales productores y exportadores de ciruelas deshidratadas a nivel mundial, con envíos al exterior que alcanzan aproximadamente los US$50 millones por un promedio de 20.000 toneladas cada año. Sin embargo, en el sector advirtieron ante este medio sobre un declive en la competitividad del país, atribuido a las diferencias en las políticas arancelarias en comparación con sus principales competidores. Aseguraron que la Argentina pierde la oportunidad de aumentar en un 50% tanto el volumen de exportación como el precio de venta de este producto.
En diálogo con LA NACION, Francisco Araujo, coordinador del Clúster de Ciruela de Industria de Mendoza, alertó: “La Argentina ha sabido tener un nombre importante y protagónico por los volúmenes de producción que tuvo en su momento y por el alcance de su productividad y fuerza comercial. Sin embargo, debido al crecimiento de Chile, nuestro principal competidor en términos productivos y de exportación, y a la política arancelaria agresiva que tiene, la Argentina ha quedado relegada en algunos mercados”.
Según indicó, el país enfrenta una “situación preocupante” porque, aunque logra producir y procesar el producto, no consigue entrar a los mercados más relevantes, como los de Europa o China, lo que limita las posibilidades del país en este sector. Dijo que con un cambio de política se podría aumentar las exportaciones a 30.000 toneladas y alcanzar una facturación de US$100 millones.
El negocio de la ciruela se encuentra principalmente en la provincia de Mendoza, especialmente en el sur, donde está el 80% de la superficie implantada y el 90% de la industria. La Argentina, detalló Araujo, es el cuarto productor mundial de esta fruta, que es la ciruela D’agen, una fruta diferente a la tradicional de consumo fresco. Es más pequeña y se industrializa para venderla en forma deshidratada. Con aproximadamente 120.000 toneladas en fresco que produce el país se obtienen alrededor de 40.000 toneladas de ciruela en seco.
En el país, su consumo no supera el 10%, lo que significa que más del 90% de la producción se destina a la exportación. Los principales mercados de destino son Brasil, Rusia, Estados Unidos y Europa. Esta actividad abarca a unos 2500 productores, más de 100 establecimientos de secado y 20 empresas exportadoras.
Chile exporta más de US$200 millones por año a más de 70 países con mejores aranceles. Mientras la Argentina paga 17% en México, 7,5% en Egipto, 14% en Estados Unidos, 10% en Rusia y 9,5% en Europa, el vecino país tiene 0% para todos esos mercados.
“Es fundamental para nuestro sector progresar en términos de comercio exterior, estableciendo acuerdos con Cancillería, tratados de libre comercio o políticas arancelarias que nos equiparen al menos con Chile, nuestro principal competidor”, apuntó Araujo. Relató que cuando buscan vender ciruelas en Europa, los posibles clientes se muestran “muy conformes” con la calidad, pero prefieren comprar a Chile debido a la exención de aranceles.
Araujo destacó la necesidad de que la Argentina establezca una política de comercio exterior que permita competir en igualdad de condiciones con otros países. Subrayó que la ciruela argentina es reconocida por su calidad, tecnología aplicada al proceso y el know-how instalado en las zonas de producción.
“La Argentina necesita avanzar de inmediato con los tratados fitosanitarios para ingresar al mercado chino, en paralelo trabajar en la reducción de aranceles de importación que tienen los países que elegirían las ciruelas de la Argentina por su calidad como ser Unión Europea, Estados Unidos o México. Si la complejidad y el tiempo de la tarea fuera extenso, se podrían arbitrar mecanismos de compensación transitoria con el fin de al menos salir a los mercados en igualdad de condiciones con nuestros competidores”, dijo. Resaltó que el proceso industrial argentino es “muy valorado” a nivel internacional porque en el país la mayoría de las ciruelas se secan en hornos con gas natural, lo que resulta en ciruelas de mejor calidad que las secadas al sol. Además, la maquinaria utilizada en el proceso es fabricada en Mendoza.
Remarcó que desde que se creó el clúster se logró que los productores incorporaran tecnología en la producción y lograr así ser más competitivos. Esto incluyó riego por goteo y aspersión, malla antigranizo y mecanización de la cosecha.