El Santo Padre publicó un significativo mensaje para la IV Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos.
En una época donde la soledad y el aislamiento afectan a un creciente número de ancianos, el Papa Francisco lanzó un poderoso mensaje en la víspera de la IV Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos, que se celebrará el 28 de julio de 2024. Su consejo no solo refleja un llamado a la acción para las familias y las comunidades, sino que también profundiza en los valores espirituales y morales que fundamentan la dignidad y el respeto hacia nuestros mayores.
El lema de este año, “En la vejez no me abandones”, inspirado en el Salmo 71, destaca el compromiso continuo de Dios hacia sus hijos, sin importar su edad o condición. Según el Pontífice, esta promesa divina debe ser un espejo de cómo la sociedad trata a sus miembros más veteranos. El Papa Francisco critica la cultura contemporánea del descarte y la soledad, que a menudo relega a los ancianos a un segundo plano, invisibilizándolos en momentos donde más necesitan del apoyo y calor humano.
El Papa resalta la importancia de mantener a los ancianos integrados en la comunidad, rechazando cualquier forma de exclusión o discriminación. Las visitas regulares, el apoyo emocional y la atención constante son acciones esenciales que todos podemos emprender para aliviar la soledad que muchos mayores experimentan.
Al recordar su tiempo como arzobispo en Buenos Aires, Francisco mencionó cómo se conmovió al ver la falta de visitas que recibían los ancianos en los hogares de cuidado, lo que subraya la necesidad de un cambio en nuestra actitud y acciones hacia ellos.
Además, el Papa aborda la falsa creencia de que los ancianos son una carga para la sociedad. Contrario a esto, él sugiere que los ancianos son un puente entre generaciones, portadores de sabiduría y experiencia que pueden enriquecer enormemente nuestras vidas. En este contexto, desafía la idea de que los recursos dedicados a los ancianos son un robo al futuro de los jóvenes, proponiendo en su lugar una visión de comunión y mutuo apoyo.
Francisco también aprovecha para condenar las creencias supersticiosas que acusan a los ancianos de males sociales, como la brujería, que aún persisten en algunas culturas. Estas nociones no solo son infundadas, sino que también contribuyen a la marginación y el maltrato de los ancianos, algo que el Papa urge erradicar.
Finalmente, el Papa Francisco invoca la historia bíblica de Rut, quien eligió quedarse con su suegra Noemí en lugar de abandonarla. Esta decisión no solo le trajo bendiciones personales a Rut, sino que también es un modelo de lealtad y cuidado que todos podríamos emular. Según el Pontífice, en la atención a los ancianos no solo cumplimos con un deber moral, sino que también abrimos la puerta a recibir innumerables bendiciones.
El mensaje del Papa para esta Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos es un recordatorio conmovedor de que cada acción cuenta cuando se trata de cuidar a quienes han pasado toda una vida cuidando de otros. Al seguir su consejo, podemos asegurarnos de que nuestros mayores vivan sus años dorados con la dignidad, el respeto y el amor que merecen.
Artículo creado con información de Vatican News.