Cándido López, el soldado artista que perdió su mano en combate y volvió para pintar la Guerra de Paraguay

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Cuando se realiza un análisis histórico sobre las imágenes, es necesario considerar los rasgos característicos de las representaciones en cada época y la relación que tuvo el realizador con el hecho que este ha representado. Este último punto es crucial para cualquier estudio iconológico, porque muchos pintores realizaron sus obras de modo genérico recurriendo a figuras de repertorios, otros se basaron en testimonios directos y algunos pocos participaron directamente en el combate, plasmando visualmente sus experiencias y sus conocimientos en los cuadros.

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Cándido López (1840-1902), junto con José Ignacio Garmendia (1841-1925), perteneció a este pequeño grupo de “artistas soldados” que volcaron sus vivencias en el lienzo, dejando para la posteridad un importante legado sobre uno de los acontecimientos más importantes de la América del Sur: la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay (1864-1870).

Pintura de Cándido López. Embarque de las tropas argentinas en Paso de los Libres, 25 de agosto de 1865. (Foto: Gentileza del Museo Histórico Nacional)

Pintura de Cándido López. Embarque de las tropas argentinas en Paso de los Libres, 25 de agosto de 1865. (Foto: Gentileza del Museo Histórico Nacional)Por: Museo Histórico Nacional | Museo Histórico Nacional

En su ensayo “Imágenes en guerra: La Guerra del Paraguay y las tradiciones visuales en el Río de la Plata” (Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Colloques, 2009), Roberto Amigo afirma que las pinturas de temas históricos, como los cuadros de batallas, acompañaron el crecimiento expansivo de los Estado-nación modernos y su necesidad por fijar el territorio preciso de su soberanía. En ese sentido, las pinturas de los episodios militares son recursos eficaces para consolidar una memoria nacional a través de la escolaridad y para divulgar la forma geográfica de la nación.

Pintura de Cándido López. Rendición de Uruguayana, 18 de setiembre de 1865. (Foto: Gentileza del Museo Histórico Nacional).

Pintura de Cándido López. Rendición de Uruguayana, 18 de setiembre de 1865. (Foto: Gentileza del Museo Histórico Nacional).Por: Museo Histórico Nacional

Los cuadros de batallas están sometidos a una tensión: la guerra es caótica y dispersa, mientras que la pintura debe condensar dentro de los marcos del lienzo una escena o una situación para que otros espectadores, ajenos o distantes, puedan interpretar o comprender la imagen. Para sortear este obstáculo, Cándido López eligió un formato horizontal para sus cuadros, en proporción de uno a tres.

Así, el artista pudo desplegar las escenas de las batallas, mostrando los movimientos militares, los desembarcos de tropas y la vida en los campamentos. Este formato le permitió narrar acciones múltiples y simultáneas y, su vez, describir los escenarios naturales en que transcurrían los episodios. Al mismo tiempo, el artista argentino optó por puntos de vista altos que le permitieron desarrollar las acciones bélicas en amplias superficies de terreno, ubicando las líneas del horizonte en la parte superior de los cuadros, permitiéndole incorporar campamentos, ríos, esteros, árboles y montes.

Frente aquellas representaciones más tradicionales, estereotipadas o dramáticas, el interés de López se dirigía a realizar registros más fidedignos, mostrando las características propias de cada escenario o de cada combate. Así, López incorporó a sus cuadros muchísima información, tratando estas pinturas como si fuesen diagramas que describían los movimientos militares. Según Roberto Amigo, Cándido López representa la guerra mediante una pintura analítico-descriptiva, sin sujetarse a la normativa académica de la pintura de batallas cómo género, continuando con la tradición pictórica regional de las guerras civiles, denominada tradición americana.

Esta tradición estuvo influenciada por los grabados de batallas y la cartografía militar. El propio Bartolomé Mitre, quien fue general de los ejércitos aliados y presidente de la nación argentina, escribió una carta donde reconocía la extraordinaria labor de Cándido López. En ella, el comandante argentino afirmaba que, por su fidelidad gráfica, aquellos cuadros son verdaderos documentos históricos que contribuirán a conservar el glorioso recuerdo de los hechos que representan.

Los años de formación e influencia artística

Cándido López nació el 29 de agosto de 1840 en Buenos Aires y desarrolló una temprana carrera como pintor y fotógrafo, estudiando con Carlos Descalzo, retratista y fotógrafo. Descalzo registró junto a Paulino Benza una serie de fotografías de la escuadra de Buenos Aires conocida como “Recuerdos de Pavón” (1861), considerada esta como uno de los primeros reportajes de guerra y que se conserva, aún hoy, en el Museo Mitre.

Otro de los datos interesantes para destacar sobre Descalzo es que fotografió el buque “25 de Mayo”. Este barco de guerra tuvo un destino singular: cuatro años después, la embarcación será el objetivo de las fuerzas del Mariscal Francisco Solano López que tomaron la ciudad de Corrientes en 1865, siendo uno de los primeros episodios de combate directo entre Paraguay y Argentina. Posteriormente, Cándido López continuó su formación artística en el taller del pintor y muralista italiano Baldasarre Verazzi. En 1858, López realizó su autorretrato y las obras conocidas como “El Mendigo” y “San Jerónimo o Santos”, cuadro que obsequió a la Iglesia San Luis Gonzaga.

Entre 1860 y 1862, Cándido López se estableció en la localidad bonaerense de Villa Mercedes y se desempeñó como retratista, asociándose con el fotógrafo Juan Soulá. Por aquellos años, López recorrió varios pueblos y ciudades de Buenos Aires, realizando retratos al daguerrotipo y algunas pinturas en Mercedes, Bragado, Chivilcoy, Luján y Carmen de Areco. En 1863, retornó a la ciudad de Buenos Aires y conoció al artista italiano Ignacio Manzoni, que será su maestro y amigo, influyendo en su formación artística. Durante aquellos años, López le copió a Manzoni algunos de sus cuadros de batallas.

En “Cándido López” (Ediciones Banco Velox, 1991), Marcelo E. Pacheco afirma que los años de trabajo y la formación de Cándido López como fotógrafo son importantes para considerar su obra posterior como pintor. “Hay encuadres, maneras de relato y un minucioso interés por la descripción de la realidad, tanto en sus cuadros de batallas como en sus naturalezas muertas, que muestran no sólo su decisión de documentar la verdad histórica y su oficio como pintor académico, sino también el ojo adiestrado durante su experiencia como fotógrafo”.

El teniente López se fue a la guerra

En 1865, Cándido López llegó a San Nicolás de los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires. Entonces, un hecho fundamental cambiaría su vida. Brasil, Argentina y Uruguay habían entrado en conflicto contra Paraguay. La Guerra de la Triple Alianza había estallado en la región. Cándido López se enroló con el grado de teniente 2° en el batallón de voluntarios de San Nicolás e inició su marcha al frente en el mes de junio.

Cándido López estuvo en los principales enfrentamientos de la guerra, desempeñándose en las campañas de Corrientes y del Cuadrilátero hasta la batalla de Curupaytí, bajo las órdenes del General Bartolomé Mitre, quien comandó los ejércitos aliados durante la primera etapa de la guerra. Según Jacinto Yaben, autor de “Biografías Argentinas y Sudamericanas” (Editorial Metrópolis, 1939), Cándido López participó de la Batalla de Yatay (agosto de 1865), en la rendición de Uruguayana (septiembre de 1865), en las acciones bélicas ocurridas en Paso de la Patria (enero de 1866), en la toma de las fortificaciones de Itapirú (abril de 1866) y en las batallas de Estero Bellaco, Tuyutí (ambas en mayo de 1866), Yataytí-Corá, Boquerón del Sauce (ambas en julio de 1866) y Curupaytí (22 de septiembre de 1866), donde un casco de granada le hirió la mano derecha y fue evacuado con otros heridos hasta la ciudad de Corrientes. Allí, para evitar la gangrena, tuvieron que amputarle el antebrazo.

Pintura de Cándido López Batalla de Tuyutí, 24 de mayo de 1866. Los batallones 4 y 6 de Línea inician la batalla Gentileza del Museo Histórico Nacional

Pintura de Cándido López Batalla de Tuyutí, 24 de mayo de 1866. Los batallones 4 y 6 de Línea inician la batalla Gentileza del Museo Histórico NacionalPor: Museo Histórico Nacional

Alejado de la guerra, el gobierno argentino dispuso su pase al Cuerpo de Inválidos, como teniente 1° con las dos terceras partes del sueldo de su clase y, el 30 de junio de 1867, fue dado de baja del ejército de operaciones. Durante dos años, Cándido López luchó contra el avance de la gangrena que le impuso sucesivas operaciones hasta la amputación del brazo derecho por encima del codo.

Desde entonces, educó su mano izquierda para pintar, hacia 1870, sus cuadros sobre la Guerra del Paraguay, tomando como referencia los noventa croquis a lápiz realizados durante las acciones militares en las que participó. Durante la guerra, el artista-soldado había realizado decenas de apuntes a lápiz en sus libretas. Dibujó uniformes, paisajes, batallas, campamentos e hizo anotaciones con descripciones muy detalladas de los acontecimientos, como si estas fuesen partes militares. Tiempo después, ese material fue el insumo esencial de su obra: la serie de cuadros sobre la Guerra del Paraguay, pintados con su mano izquierda.

Una guerra ilustrada en el contexto sudamericano

A mediados del siglo XIX, como consecuencia de los desarrollos técnicos de la fotografía y del grabado, se generó un próspero mercado visual en Sudamérica. Frente a esta circulación de imágenes cada vez más extendida, los poderes estatales perdieron su control sobre las iconografías nacionales.

Para André Toral, autor de “Imágenes en desorden. Una iconografía de la Guerra del Paraguay (1864-1870)” (Humanitas FFLCH/USP, 2001) estas nuevas condiciones hicieron posible una “rebelión o subversión de las imágenes”, dándole visibilidad a amplios sectores la población que no eran representados en los cuadros de la iconografía oficial. Como consecuencia, la pintura académica en Brasil, subvencionada por el estado monárquico, perdió su hegemonía para representar a la nación.

Asimismo, la fotografía, un fenómeno extendido a mediados del siglo XIX en Sudamérica, funcionó como fuente para obras artísticas de carácter histórico. Como consecuencia, hubo una gran cantidad de transposiciones entre aquellos registros y las obras de arte, apreciándose en estas últimas pequeñas diferencias en cuanto a su contenido y generando, con las modificaciones del pincel, imágenes más dramáticas.

En su artículo “Relaciones entre fotografía y demás iconografía de la Guerra del Paraguay”, publicado en Folia Histórica del Nordeste (abril 2016), el historiador uruguayo Alberto Del Pino Menck establece que muchas de las fotografías, obtenidas durante el conflicto, inspiraron numerosas creaciones artísticas como grabados, litografías, acuarelas, óleos y que la obra pictórica del general José Ignacio Garmendia indica que en el siglo XIX la fotografía contribuyó a perfeccionar la pintura de carácter histórico, avalada por la escuela realista francesa que exigía una precisión extrema que solo puede lograrse con la utilización de la cámara fotográfica. Así, el general Garmendia, veterano del ejército argentino, sin ser fotógrafo, fue el cronista de guerra que utilizó más la fotografía como fuente referencial de sus obras. En el Álbum de la Guerra del Paraguay, publicado en sucesivas entregas entre 1893 y 1896 por Jacobo Peuser, algunos de sus dibujos ya se reproducen con la leyenda “tomado de fotografía”.

Aunque la pintura fue muy permeable a las imposiciones de la Academia o del Estado, el repertorio pictórico del conflicto no estuvo, en su totalidad, bajo aquellos lineamientos. Los cuadros de batallas de Cándido López o “La paraguaya” de Juan Manuel Blanes conforman un conjunto de obras que se diferencian de los cánones pictóricos de la época, cuyas composiciones representaban a los líderes de forma heroica, nutriendo una épica nacional en el momento de consolidación y expansión de los modernos Estado-nación. Tampoco era casual que muchos de estos cuadros heroicos fueran encargados y solventados por los vencedores de las contiendas, los mecenas de los artistas. De esta manera, la composición de este tipo de obras que glorifican los duelos, como “Batalha do Avaí”, o enaltecen las virtudes de los protagonistas, como la litografía “Rendición de Uruguayana” (ambas obras de Pedro Américo de Figueiredo e Mello) configuraron su espacio visual relegando a la tropa a los fondos o a los costados del lienzo. La obra de Cándido López revirtió esa lógica y le dio protagonismo a la tropa anónima que desarrolló “la labor de la guerra”, desarrollando así un estilo denominado “épica negativa”. Para Sebastián Diaz-Duhalde, autor de “La última guerra. Cultura visual de la Guerra contra Paraguay” (Sans Soleil ediciones, 2015), la épica negativa se construye a partir de la representación de la vida cotidiana de la multitud de minúsculos y anónimos soldados en los entornos naturales.

Pintura de Cándido López Batalla de Yatay, 27 de agosto de 1865 Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay Gentileza del Museo Histórico Nacional

Pintura de Cándido López Batalla de Yatay, 27 de agosto de 1865 Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay Gentileza del Museo Histórico NacionalPor: Museo Histórico Nacional

El legado de Cándido López

Durante varios años, Cándido vivió con su mujer, Emilia Magallanes, con quien se casó en 1872 y tuvo 12 hijos. Con su familia vivió en San Antonio de Areco, en Baradero, en Morón, en Buenos Aires, en Merlo y, nuevamente, en Buenos Aires. Durante la década siguiente, Cándido siguió trabajando en su serie de la guerra y en un conjunto de naturalezas muertas, algunas firmadas como “Zepol” (“López”, al revés). Según su familia, el proyecto original de López era realizar un ciclo de noventa óleos, de los cuales llegó a pintar poco más de cincuenta. Se trata de cuadros que intentan reconstruir una narración de la guerra a través de la contemplación conjunta de sus fragmentos. Anteriormente, en las Bellas Artes, hubo otros artistas que intentaron generar ese efecto narrativo a través de sus obras. En el Quattrocento, por ejemplo, Paolo Uccello había realizado un tríptico sobre la batalla de San Romano (circa 1460) con el fin de narrar el combate a través de tres momentos. Al igual que el pintor italiano, la serie de López quedó dispersa en distintos museos, impidiendo así su exhibición conjunta.

Las obras dedicadas a la Batalla de Curupaytí merecen una mención especial. A través de las nueve pinturas que plasman distintos momentos de la batalla, incluso desde la perspectiva paraguaya, Cándido López, como soldado y cronista, intentó recrear una visión total de Curupaytí, una derrota que tuvo amplias repercusiones negativas entre las naciones aliadas y significó, para el artista, el final de su carrera militar.

En marzo de 1885, Cándido López realizó su primera y única exposición individual en vida, auspiciada por el Centro Industrial Argentino, en los salones del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, presentando un conjunto de 29 cuadros sobre la guerra. Posteriormente, el Poder Ejecutivo Nacional adquirió esta serie en 1887.

Según el licenciado Ezequiel Canavero, Coordinador del Área de Documentación y Registro de las Colecciones del Museo Histórico Nacional, el 13 de noviembre de 1895, 32 obras del artista fueron incorporadas al patrimonio del museo. Durante el siglo XX, estas obras se exhibieron como testimonio de la guerra. A comienzos del siglo XXI, entre 2009 y 2010, el entonces director José Antonio Pérez Gollán, con el aporte de distintas organizaciones de la sociedad civil, se ocupó de la restauración y puesta en valor de la colección. Posteriormente, en 2017, durante la gestión de la directora Viviana Mallol de Melloni, se inauguró la exhibición “Cándido López, entre la pintura y la historia”, donde se mostraba por primera vez las 32 obras del artista. Recientemente, en 2020, en un contexto marcado por la pandemia, el actual director del museo, Gabriel Di Meglio, realizó la exhibición “Panorama Cándido”, una muestra que buscó situar al pintor en su contexto histórico, abordando los motivos de la guerra, las historias de los oficiales y de los soldados y el papel de las mujeres, entre otros temas.

Aunque la obra de Cándido López tuvo reconocimiento histórico, su reconocimiento artístico como uno de los principales pintores del siglo XIX llegó años después, ocupando un lugar marginal en el arte argentino. En 1963, los descendientes del pintor ofrecieron al Museo Nacional de Bellas Artes la donación de un conjunto de sus cuadros de batallas, pintados entre 1891 y 1902, y su Autorretrato de 1858. La donación fue aceptada cinco años después y presentada al público en 1971. Esta fue la primera exposición dedicada a Cándido López en un museo de bellas artes. Hasta entonces, Cándido López había ocupado una sala en el Museo Histórico Nacional como pintor-cronista de la guerra y su obra se consideró solo por su valor documental.

Para Roberto Amigo, la pintura de Cándido López sobre la Guerra del Paraguay se tornó funcional para los discursos nacionalistas y militaristas de fin de siglo, que justificaban aquella guerra total y fratricida que había fijado los límites modernos del Estado-nación en una de sus fronteras, cuando la frontera más extensa con Chile auguraba un próximo enfrentamiento bélico con el país trasandino.

Una curiosidad: ¿Dónde está Cándido?

Te invitamos a descargar este juego y asombrarte con las pinturas de Cándido López. Caballos cruzando ríos, barcos a vapor, banderines de colores y mucho más… El juego lleno de desafíos para mirar con mil ojos y descubrir las obras del artista que peleó en la guerra de la Triple Alianza y luego la pintó. En la colección del Museo Histórico Nacional hay más de treinta obras de su autoría. En los tres números de ¿Dónde está Cándido? compartimos obras en las que representó escenas del primer año de la guerra. Descargando el archivo pueden comenzar a jugar. ¡Ojalá disfruten del juego!

https://museohistoriconacional.cultura.gob.ar/noticia/buscando-a-candido-vol-i/

Sobre el autor

José Ignacio Sánchez Durán nació en Buenos Aires, Argentina, en 1977. Se graduó como licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, con orientación en Políticas y Planificación, en la Universidad de Buenos Aires. Su tesis de grado “Fotografías de Guerra”, realizada con la licenciada María Belén Strassera, fue reconocida como “Mejor Tesis de Investigación” por la Carrera de Ciencias de la Comunicación (F. Soc., UBA) y “Premio Nacional de Tesis de Grado y Trabajos Finales en Comunicación”, otorgado por la Federación Argentina de Carreras de Comunicación Social (FADECCOS). En 2002 y 2003, fue seleccionado por el Centro de Producción e Investigación Audiovisual (CEPIA, F. Soc., UBA) por sus programas radiales. Continúa sus estudios universitarios en Abogacía (Fac. de Derecho, UBA). Actualmente, trabaja en el archivo audiovisual de noticias de ARTEAR SA y colabora con la redacción de notas periodísticas y artículos de opinión para el sitio web de Todo Noticias (TN). Anteriormente, fue docente y desempeñó distintas tareas en productoras audiovisuales de publicidad, medios de comunicación e industrias culturales.

Presentación de libro en el marco de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

La segunda edición ampliada del libro “Historia, fotografía y guerra. Un estudio sobre la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay”, de los licenciados María Belén Strassera y José Ignacio Sánchez Durán, se presentará el lunes 29 de abril de 19 hs. a 20 hs., en el marco de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. El evento se realizará en la sala “Alejandra Pizarnik” del Pabellón Amarillo.

Se referirán a la obra: Cayetano Quattrocchi, sociólogo, director de Arandurã Ediciones y actual presidente de la Cámara Paraguaya del Libro (CAPEL), Cora Gamarnik, docente de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y del postgrado en la maestría en Historia Contemporánea (UNGS y FLACSO), Ezequiel Canavero, Responsable del Área de Documentación y Registro de las Colecciones del Museo Histórico Nacional y Viviana G. M. de Mallol, directora del Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo.

Cándido López, el “soldado artista” que perdió su mano en combate y volvió para pintar la Guerra de Paraguay

Por: Arandura

Sobre la obra “Historia, fotografía y guerra. Un estudio sobre la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay”

En 2019, los autores obtuvieron el “Premio a la investigación latinoamericana”, otorgado por el Centro de Fotografía (CdF) de la Intendencia de Montevideo. Luego de la pandemia, a fines de 2021, “Historia, fotografía y guerra: Un estudio sobre la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay” fue publicado por primera vez en Uruguay con el sello de CdF ediciones.

Con el prólogo de la historiadora Cora Gamarnik, con más de 60 imágenes de diversos autores y a través de 145 páginas estructuradas en tres grandes capítulos temáticos: – La historia y la fotografía, – La guerra y la fotografía y- Un estudio sobre la fotografía durante la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay – los autores desarrollan un relato apasionante donde, la fotografía juega un papel relevante y revelador, tanto en el frente de combate como en los estudios fotográficos de la retaguardia. Asimismo, los primeros capítulos del libro están destinados a reflexionar sobre los aportes y los límites de este tipo de documentos para los estudios históricos y culturales, recreando el contexto del conflicto a mediados del siglo XIX y proponiendo conceptos y métodos de análisis para quienes quieran desarrollar estudios iconológicos, recurriendo a materiales fotográficos.

Producto de una ardua labor de investigación y de varios años recopilando material fotográfico de colecciones, archivos y fototecas dispersos en las cuatro naciones, los autores han concretado una obra que indaga sobre la fotografía en el contexto de la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay (1864-1870), describiendo la evolución de la técnica y revalorizando la tarea de reconocidos pioneros y de ignotos operadores que dejaron su impronta en las imágenes de la guerra.

El libro reproduce parte de los acervos documentales del Archivo General de la Nación (Argentina), de la Biblioteca Nacional de Uruguay, de la Biblioteca Nacional de Brasil, de la Biblioteca Nacional de Paraguay, de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, del Museo Histórico Nacional (Argentina), del Museo Histórico Nacional (Uruguay), del Museo Carnavalet de París (Francia), del Museo Histórico de Buenos Aires “Cornelio de Saavedra” (Argentina), del Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo (Argentina), del Centro de Documentación e Investigación Daniel Vidart (Uruguay) y del Museo Julio Marc (Argentina).

La incorporación de las fotografías, junto con otros documentos iconográficos y cartográficos, al Programa Memoria del Mundo de la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en 2016 demuestra el enorme valor histórico que ha adquirido este acervo y del interés internacional para conservar y para promover el acceso a este patrimonio documental, salvaguardando estas colecciones frente a la comercialización ilícita o a su destrucción material.

Historia, Fotografía y Guerra. Un estudio sobre la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay

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